Inicio Deportes La debacle ti...

La debacle tiene un nombre: Gustavo Alfaro

 

(MARTES 21 DE NOVIEMBRE-EL JORNAL). La debacle de Costa Rica ante Panamá tiene un nombre que brilla en lo más alto: Gustavo Alfaro.

No es cierto ese discurso que apela a los males generales del fútbol nacional, que los tiene y muchos, porque es inexplicable que Panamá en 130 minutos le anotara seis goles a la Tricolor, sin siquiera despeinarse el bueno de Carrasquilla.

Cuando un equipo juega al caos, como lo hizo Costa Rica en las dos presenciones frente a los canaleros, eso apunta irremediablmente al técnico.

Gustavo Alfaro intentó jugarle de igual a igual a Panamá y quedó clarisímo que ese fue su mayor error. Lo cometió dos veces, tanto en Costa Rica como en la visita, y este enorme error de cálculo es más preocupante que cualquier otra cosa.

Tras la debacle y la pesadilla, ya empezó a defenderse, y una vez más se defiende mal, tanto en el campo como ante la prensa, al decir, que ahora parece que todos los males de Costa Rica son responsabilidad de él.

No son su responsabilidad, pero el humillante 6-1, que no deja margen para nada, excepto para entender que al entrenador y a su séquito de asesores, les quedó grande el partido.

La estrategia previa a los juegos fue desastrosa. El desempeño del equipo lo demostró con creces. Refugiarse en errores puntuales de algunos jugadores, hace que quede todavía en mayor evidencia. Entre el verbo copioso y lo visto en dos juegos no hay ninguna correlación.

Una Selección mal dirigida, sin sentido, sin rumbo, sin ESTRATEGIA, que al señor Gustavo Alfaro, alguien le diga, por favor, que consulte a los grandes estrategas de la historia, porque el fútbol, más allá de los romanticismos, fue, es y será siempre una batalla.

Carl von Clausewitz, con De la Guerra; Maquiavelo, con El Príncipe, y Sun Tzu, con El arte de la guerra, son solo tres nombres que cito al pasar.

En cómo concibo esa ‘batalla’ determina en gran medida el resultado, y Costa Rica se equivocó de principio a fin en ambos juegos.

Se abre un mar de dudas por la forma en que Gustavo Alfaro asumió, dirigió y quiso matizar el resultado tras los impresentables encuentros.

Si Gustavo Alfaro dirigiera a Argentina, Brasil o Alemania y uno de sus rivales directos le gana una serie 6 a 1, después quitarle el pie al acelerador, en el próximo juego no se sentaría en ninguno de esos banquillos.

Como estamos en Costa Rica vendrá ahora un décalogo de justificaciones y de generalizaciones, que solo conducen a la mediocridad y a falsos discursos.

La debacle y la pesadilla tienen un nombre específico: Gustavo Alfaro. Al que no le caería nada mal, y lo digo sin ningún afán de ironía, ir a ver Napoleón de Ridley Scott.

Esto dijo ayer Ridley Scott, de su protagonista, en El País: “Napoleón es un estratega, su mayor virtud es poseer una gran intuición. Y en la batalla, la intuición lo es todo”.

Un ESTRATEGA: eso es lo que hoy NO tiene la Selección Nacional.

 

Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL

Artículo anteriorEl virus FIFA
Artículo siguienteConcacaf nos devuelve a la caverna

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí