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La cultura del palanganeo

(MARTES 05 DE MARZO-2024-EL JORNAL). Que Horacio Elizondo se va. Que Horacio Elizondo se queda. Que es un crack, pero no lo han dejado trabajar. Que deja hablando solos a los federativos. Que todo esto es un vacilón y un carnaval. Que siga la fiesta. Es tal el vacilón que no importa, que el disk-jockey suelte ese reguetón, aunque lastime a muchos, que esto no pare, que siga la cultura del palanganeo, que de todas maneras es un vaivén, esto es diversión, jamás fútbol federado ni inscrito en FIFA.

El Diccionario de Americanismos explica así el palanganeo: “CR. Falta de resolución o determinación de alguien”. Directa la definición y además es un producto hecho en Costa Rica. Qué más pedir.

La cultura del palanganeo se ha mostrado en toda su dimensión con la renuncia de Horacio Elizondo hace una semana, al denunciar el argentino que existen feudos en el arbitraje que le impiden hacer su trabajo.

No se ha visto nada de nada de Elizondo en cinco meses, pero eso tampoco importa, lo que importa es que el señor Elizondo expulsó a Zinedine Zidane en la final de Alemania 2006 y eso tal vez le dé gloria a un fútbol como el nuestro, ávido de trascendencia y aplausos desde el exterior, dada la racha negativa que se arrastra tras la gloria obtenida en Brasil 2014.

Si un funcionario, con razón o sin ella, renuncia, se debe respetar esa decisión y a buscar cómo arreglar las cosas, pero la indecisión mostrada en este caso, es un indicio de la falta de claridad que al día de hoy prevalece en la Fedefútbol.

Por eso estamos como estamos, como diría Beto Cañas, porque el palanganeo es tal que ahora, el héroe es Elizondo y los árbitros se rasgan las vestiduras, hacen un círculo, invocan la protección celestial y cósmica y se dejan decir que nunca estuvieron tan bien como con el señor Elizondo.

El arbitraje tiene serias dificultades desde hace tres décadas y nadie se ha parado en firme para corregirlas, empezando porque los réferis no cuentan con ningún respaldo: no están en planilla, siguen siendo amateurs, porque no pueden vivir de arbitrar, etc., etc., etc.

Entonces, lo que necesita son decisiones claras por parte de la dirigencia de la Fedefútbol y firmeza por parte de los árbitros, quienes se mueven en un peligroso oleaje para ver dónde les calienta más el sol.

Los árbitros, por la alta exigencia a que son sometidos y la importante labor que realizan, merecen mejores condiciones, sin nunguna duda, pero ya basta de palanganeos y corrongeras.

 

Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL

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