(MIÉRCOLES 19 DE JULIO 2023-EL JORNAL). Michael Barrantes ha querido ser más que sincero y honrado cuando dijo ayer que todo el mundo sabía que él era saprissista, pero que iba a defender con profesionalismo la camiseta de la Liga.
Se equivoca de principio a fin el hoy volante rojinegro. Las formas importan, señor Barrantes, y si hoy se viste de manudo, debe no solo mostrarlo en la cancha, sino también parecerlo.
Su confesión es como ir llorando por la vida por las batallas perdidas. No hace falta, se asume, se reconoce la derrota y se sigue hacia adelante.
Decir, entonces, que es saprissista sin haber debutado de manera oficial, aunque eso sea un secreto a voces desde aquí hasta China es en el mejor de los casos una inocentada.
El hincha manudo quiere a un Barrantes que parezca que toda la vida fue liguista. Celso Borges, por ejemplo, no llegó diciendo, aquí viene un saprissista a ponerse la camiseta de la Liga.
A veces, como es este caso, por congraciarse con la ética y las buenas maneras, se logra el efecto contrario y es lo que le ha pasado a Barrantes. Nadie duda de su profesionalismo, pero una vez más, señor Barrantes, la mujer del Cesar no solo debe serlo, sino también parecerlo, como dice el adagio popular.
Un tropiezo sin haber empezado a jugar. Así inicia el camino de Barrantes en la Liga.
Cuando se habla de que en Alajuelense falta identidad: en jugadores, en gestores, en administrativos es por eso, porque un jugador recién llegado lo primero que dice es, mire, soy saprissista, pero aquí estoy el CAR.