(MIÉRCOLES 21 DE JULIO, 2021-EL JORNAL). Para los seguidores de la Selección de Costa Rica, la cara de Luis Fernando Suárez dejó de ser un simple rostro. No es un simple rostro que se mira al pasar. No, ahora sus expresiones dicen mucho.
Cada vez que las cámaras en la Copa Oro lo enfocan, hay un sinfín de información en las microexpresiones de Suárez, como diría el investigador y experto en el tema Paul Ekman.
De forma tal, que ese rostro como entre tenso y preocupado ya nos dice mucho. Y pese a las tres victorias al hilo frente a Guadalupe, Surinam y Jamaica, no hemos visto, todavía, un rostro feliz del entrenador.
Y es natural, porque si bien las victorias siempre dan confianza, o al menos contribuyen a gestarla, la Costa Rica de Suárez aún requiere mucho trabajo.
Las transiciones en ataque si son muy rápidas se estrellan contra pared porque sus figuras –Luis Díaz o el mismo Adrián Alonso Martínez—muchas veces no saben cuándo aplicar el freno. O cuando se busca recuperar la pelota, la presión no siempre es la idónea.
Ambos aspectos ya habían sido adelantados por el técnico tras ver varios de los entrenamientos. La Selección en la actualidad se echa un pulso contra su enemigo silencioso que es el tiempo.
El resto de rivales de la octogonal ya demostraron un rendimiento mejor que el costarricense en esta Copa Oro, con excepción, claro está, de Jamaica, lo que nos indica que en cuanto a trabajo y automatismos, a la Selección le queda mucho camino por recorrer.
Por eso el rostro de ese señor inteligente, culto, con liderazgo y con la claridad del juego que quiere de la Selección, todavía evidencia rastros y microexpresiones en las que se denota la preocupación de saber que llegará más que justo al 2 de septiembre, y que tres días más tarde tendrá un exigente examen en el Estadio Nacional frente a México.
El rostro de Suárez, por ahora, nos dice tanto como la soledad de Jorge Luis Pinto en Brasil 2014, cuando después de un gol o una victoria, miraba a su alredor en busca de almas que le abrazaran en el triunfo.
El fútbol, hoy más que nunca, no solo se juega en la cancha, también hay partidas, como si fueran de ajedrez, de kinésica, esa rama del saber que nos dice tanto como las palabras. Y si no me creen, Paul Ekman podría darnos una mano, u obseven el rostro de Suárez.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez