(JUEVES 19 DE AGOSTO, 2021-EL JORNAL). El fútbol de Costa Rica es ideal para un laboratorio de observación humano. Se habla de procesos cada vez que se ficha a un técnico y debajo de esas afirmaciones hay sierras, motosierras y lanzas apuntando, ante el primer error del elegido, pum, pum, pum, se le “dispara” sin misericordia.
A la sexta jornada del Apertura, ya han caído cuatro técnicos: Andrés Carevic, Gustavo Martínez, Minor Díaz y Paulo César Wanchope. ¿Y la planificación dónde queda? ¿Y los procesos dónde quedan? ¿Qué sentido tiene que un técnico elija a su nómina si ni siquiera le dan una primera vuelta del torneo?
Lo anterior deja claro el panorama: tenemos dirigentes amateurs, es decir, que son aficionados, en el doble sentido del término, y se comportan como tal. No tienen ni idea de lo que significa administrar y proyectar un equipo de fútbol profesional.
Mientras no se eduque a este grupo seguiremos en el mismo pantano. Lo que hoy se presenta se daba ya desde que empezaba como periodista en estas lides, hace 30 años.
Que un equipo en una década haya tenido 15 técnicos habla por sí solo: solo se buscan resultados. El cortoplacismo. La miopía. La angostura de miras carcome a nuestro fútbol y le impide mirar el horizonte en toda su amplitud.
Mientras no se cambie, y esto es casi una utopía, la manera en que trabaje la dirigencia, los entrenadores siempre se desplazarán en arenas movedizas.
Aunque muchos dirán que así es el fútbol moderno de inestable, pero en el fondo esas prácticas aquí o en la conchincina son perjudiciales.
Los ejemplos como el Arsenal, con Arsène Wenger; El Atlético, con el Cholo Simone; la Selección de Uruguay, con Óscar Washington Tabárez son muestras de que planificar y respetar procesos funciona.
Lo contrario es el carnaval, la charlatanería y el vacilón.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.