(JUEVES 31 DE AGOSTO-EL JORNAL). La ausencia de Aarón Suárez en la Selección solo tiene una explicación: la convocatoria la hizo Claudio Vivas, el hoy entrenador interino y director de Selecciones Nacionales, quien ya hace unos meses había adelantado criterio, de modo que si esto fuera a un juicio, la opinión del elector quedaría invalidada, por haberse anticipado a los hechos.
Es inadmisible que por un preconcepto asumido por Vivas, que lo único bueno es que está de paso, serán solo dos partidos, el mejor jugador de Alajuelense en la actualidad, por encima de Joel Campell, se quede fuera de lista.
El fútbol, como no ocurre en otros deportes, es un asunto de técnica, inteligencia y calidad, y Suárez los posee en abundancia, pero no mide el metro noventa o los dos metros que probablemente prefiere Vivas y por eso se ha quedado en Costa Rica, mientras otros jugadores, que no alcanzan su jerarquía, se subirán al avión para ir a Inglaterra y Croacia.
Llama la atención que un entrenador que se precia de tener una amplia trayectoria en el fútbol sudamericano, proceda como lo hace con Suárez, porque no hay justificación para marginarlo.
En la Liga deberían de estar indignados por cómo Vivas y la Federación de Fútbol están tratando a su mejor jugador.
Si se interpreta la lógica de Vivas, de que el jugador debe tener cierta corpulancia y cierta estatura, es probable, entonces, que si hace 20 años le hubieran puesto a Lionel Messi para elegirlo, lo hubiera rechazado, porque era flaco, débil y pequeño; es decir, el mundo se hubiera perdido la grandeza de Messi, si hubiera estado en las manos de Vivas escogerlo.
Esas son las consecuencias de elegir mal, muy mal, a un entrenador.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL