(VIERNES 10 DE SEPTIEMBRE, 2021-EL JORNAL). “Un día un jugador se desplomará en un campo de fútbol como un caballo desbocado”. Son palabras de Rivaldo, dichas hace muchos años, y que hoy recobran vigencia ante el anuncio del Presidente de la FIFA, Gianni Infantino, de que se plantean un Mundial cada dos años.
Alucina Infantino porque hace las proyecciones en frío, sin darse cuenta de que la mayoría de equipos europeos y latinoamericanos juegan en la misma temporada entre tres y cuatro torneos paralelos.
¿A dónde quiere llegar la FIFA? Quizá ya estén en estudio la posibilidad de clonar a los hoy jugadores y tal vez así sea viable la descabellada idea de un Mundial cada dos años en vez de cada cuatro.
El dinero, que tanto se necesita en el fútbol, puede ser el becerro de oro que termine por hundir al deporte más maravilloso del mundo, por la ambición desmesurada de sus dirigentes.
Más allá de los avances en la ciencia y en la salud en los últimos años, que permiten una mejor recuperación del jugador y que incluso prolongan su vida futbolística, al fin y al cabo las megaestrellas de hoy son humanos. Messi es capaz de conmoverse con los tres goles que le ha hecho a la humilde y desterrada Bolivia. Cristiano Ronaldo, por ahí, algún día, ha consumido un gramo de más y ha quebrado su dieta.
Los futbolistas son, aunque no lo parezca, tan humanos como usted o como yo, solo que la FIFA los quiere convertir en superhombres, con el único fin de aumentar sus ingresos.
Un deporte perfecto como el fútbol no debería tocarse, ni en su funcionamiento interno, las reglas que lo rigen, ni en su organización, como en el caso del Mundial.
Infantino, que es un futbolista hiperfrustrado, hace sus gambetas con suma torpeza en la mesas dirigenciales y ahora ha lanzado un obus contra su propio patio, a ver si lo pillan a la intemperie.
La gloria de los mundiales debe ser cada cuatro años como ha sido hasta hora. Una Copa del Mundo cada dos revela que el Presidente de la FIFA necesita ir, con urgencia, al psicoanalista.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.