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Informe responsabiliza a EEUU como lugar de origen de la Covid-19

Se discute entre los científicos el origen de la Covid-19, algunos apuntan a Estados Unidos.

(MARTES 04 DE ENERO, 2021-EL JORNAL). Una  investigación titulada «Estados Unidos, responsable de la propagación global de la COVID-19» revela  datos de múltiples fuentes que refieren a los  Estados Unidos como  probable país donde se originó la epidemia y el de mayor responsabilidad por la rápida propagación  del virus.

Un informe del diario “Ultima Noticias” del 25 de diciembre de 2021 precisó que la manipulación política de la enfermedad hizo  que los esfuerzos globales contra la pandemia sean particularmente difíciles y desafiantes.

La publicación sacó a relucir un amplio  informe  rendido conjuntamente por Intelligence & Alliance Think Tank y el Instituto Taihe, ampliamente divulgado por la agencia internacional de noticias china  Xinhua. Al respecto puede consultarse: (http://spanish.news.cn/2021-12/25/c_1310392465.htm).

El informe señala que las evidencias sobre  la COVID-19 indican que se originó en Estados Unidos. Por ejemplo, puntualiza, la línea de tiempo del brote en Estados Unidos ha sido continuamente antedatada. Otro ejemplo: es innegable el rol del ejército estadounidense con el origen y la propagación de la COVID-19.

Llamando a Estados Unidos como la «fuerza principal de la propagación mundial de la COVID-19», el informe dice que el país dejó pasar el mejor momento para contener la pandemia en una etapa temprana. Su política de puertas abiertas aceleró la propagación mundial del virus; y su repatriación irresponsable de inmigrantes exportó virus a todo el mundo, sostiene.

El fracaso del país para controlar la COVID-19 en eventos internacionales ha llevado a la «superpropagación» del virus y sus sanciones unilaterales han resultado en una crisis humanitaria, agrega el texto.

Además, señala que la manipulación política de Estados Unidos ha hecho más difícil la lucha mundial contra la pandemia, ya que el país eludió la responsabilidad de la prevención de la pandemia, lo que socavó los esfuerzos internacionales contra la enfermedad.

Estados Unidos ha estado obsesionado con su propio interés político y ha evadido la debida responsabilidad, indica el informe, añadiendo que la polarización política dañó tanto a Estados Unidos como al mundo en general.

Concluye que a medida que la pandemia de COVID-19 continúa haciendo estragos, en particular con la aparición de cepas mutantes,   han aumentado la incertidumbre sobre la futura respuesta mundial a la pandemia.

RESETEO ECONÓMICO

El 2021 terminó recordándonos la rápida propagación del virus provocando cambios geopolíticos sustanciales, así como el “reseteo”  de todo un sistema económico global “haciendo aguas”  por la aparición de nuevos actores políticos, diplomáticos y financieros en el teatro mundial.

Si bien es cierto durante dos años la industria médica, farmacéutica y militar tuvo el mundo de rodillas, son innegables ahora dos evidencias:  a) no detuvieron la “locomotora” china y, por el contrario, los chinos ganaron espacio en Asia, América y África;  b) una III Guerra Mundial, con el arsenal nuclear capaz de exterminar la humanidad en pocas horas,  resulta riesgosa para ellos mismos, mientras no tengan control absoluta del espacio extra terráqueo.

La pandemia dejó además un 2021  con los salarios precarizados en las llamadas “economía abiertas”, eliminaron de plumazos  beneficios de los trabajadores, subieron impuestos a las masas, se garantizaron “ejércitos de desocupados” y “legitimaron” – al mejor estilo de las dictaduras- toda clase de autoritarismos.

Aun así, la economía estadounidense  – ella  tiene el beneficio de echar  mano las veces que quiera a   la “maquinita” de hacer dólares-, sigue debatiéndose  entre una galopante inflación y la desesperación por la pérdida de importantes rutas comerciales, merma de su presencia en los grandes mercados  y la escasez cada vez más notoria  de recursos vitales para hacer caminar su cara  maquinaria industrial.

Por eso 2022 asoma como un año desafiante por parte de los  sectores sobre los que cayó toda  la crisis de la pandemia; a la vez  parecieran 365 destinados también a fomentar conflictos regionales por donde pasará la llamada “ruta de la seda”. Lo anterior dentro del contexto  de la denominada  “Guerra hibrida” o de “cuarta generación”, caracterizada por el uso de la ciencia y la tecnología al servicio de los grandes centros de poder.

No está lejana, por tanto, la promoción de una “cuarta” o “quinta” dosis de refuerzos contra la Covid, ni estará del todo descartada la aparición de nuevas enfermedades que pueden producirse en  laboratorios con fines militares, económicos o políticos.

Quiza lo anterior explica la  lucha descarnada entre las farmacéuticas por encontrar el “santo grial” de la pandemia, -como llamó en 2020 la revista science –  al tratamiento contra coronavirus.

La volatilidad  del Covid 19 y sus variantes acosa  los valores de los grandes laboratorios fabricantes de vacunas como Pfizer y Moderna que experimentan subidas y caídas radicales  en las principales bolsas.

Mientras tanto, actores como Merck, GSK y Roche, que habían permanecido en un segundo plano, han reaparecido con propuestas de tratamientos alternativos a las vacunas que prometen reconfigurar el escenario.

Las necesidades médicas y farmacológicas no son tan vastas como se requeriría en una guerra global como la Segunda Guerra Mundial, pero, bueno, ¿quién dice que en los tiempos actuales los  virus y las bacterias no valen oro?.

*Periodista, abogado y notario por la U.C.R

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