(JUEVES 10 DE DICIEMBRE, 2020-EL JORNAL). Yo vengo a nombrar las cosas, decía el poeta Eliseo Diego. ¿Perdió Cartaginés por los árbitros ante Alajuelense? Lo fácil es responder que sí. Lo responsable evaluar los principales elementos del juego y concluir que, pese a los yerros del central, la Liga fue mejor y que el triunfo evidencia esa realidad.
Luego, el técnico Hernán Medford tiene todo el derecho de dar su versión de los hechos. Que la realidad haya sido tal y como la cuenta, esa es otra historia.
Se queja de una mano en un gol de los manudos—el de Jurgens Montenegro—y de un penal no pitado.
Vista la situación habrá que evaluar el desarrollo del partido en general para comprobar si Cartaginés fue mejor equipo que la Liga. El análisis frío del encuentro no indica eso. Es decir, que los manudos salieron con los tres puntos del Fello Meza porque fueron mejor equipo.
Solo quien tiene la piel gruesa para aceptar la realidad con sus amargas verdades, podrá mejorar en el futuro. Nada gana Cartaginés con llevar su frustración al arbitraje, si ello no le valdrá ni en el partido que viene, ni en el próximo campeonato.
Que Medford dé titulares de prensa. Que encienda los ánimos de un sector de la afición. Eso es una parafernalia decembrina. Y está bien para el folclor, pero para el análisis frío y cauteloso de los hechos no lleva a ninguna parte.
Lo cierto del caso es que Cartaginés, que tiene un equipo menos competitivo que el manudo, no pudo sacar ventaja de su casa y recibió tres anotaciones. Muchos para una serie donde el gol de visitante es un factor a considerar en caso de empate.
El muñeco, los maleficios, las malas vibras, las cábalas blanquiazules solo están en un lugar: la mente de los aficionados y de quienes llevan las riendas del club brumoso. Mal haría el Cartginés de seguir alimentando esa línea discursiva esotérica.
El mejor ejemplo lo dieron en su oportunidad los Medias Rojas de Bostón, que tras la maldición del Bambino Babe Ruth, quien luego de ser vendido a los Yankees de Nueva York se dijo que los “Red sox” nunca más serían campeones.
Después de 86 años de maldiciones, en 2004, los Medias Rojas volvieron a ganar la Serie Mundial. ¿Cómo lo hicieron? Apelaron a las ciencias, a las estadísticas, a las matemáticas para escoger a los jugadores más idóneos para su equipo. Y así fue como la gloria brilló de nuevo en su horizonte.
Hoy el Cartaginés tiene que olvidarse de esas argumentaciones que señalan como culpable al otro, incluso cuando los árbitros, en momentos puntuales, los han perjudicado como en las finales del 87 y del 93.
A las cosas hay que llamarlas por su nombre y la Liga fue mejor en el Fello Meza: aquí se resume todo y así apagan los incendios verbales, que no conducen a ninguna parte.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.