(MIÉRCOLES 02 DE FEBRERO, 2022-EL JORNAL). Hoy, ante Jamaica, la Selección se juega toda la eliminatoria. Lo bueno y lo malo se conjugan en un solo encuentro. Si Costa Rica quiere pelear por ese repechaje tiene que ganar sin excusas, y sin cálculos de que todavía faltan tres partidos por disputar en el mes de marzo.
El rival permite pensar que es el día idóneo para dar un paso al frente: Jamaica es una amalgama de poder físico con despistes de concentración elementales y si un adversario está en esa tesitura, es el indicado para dar el zarpazo, a la espera de que una hora más tarde Panamá no puntúe ante un México irreconocible.
La eliminatoria es un juego de ajedrez y el que mejor interprete en los pasajes decisivos la partida amanecerá mañana con la sensación de que se puede alcanzar ese partido extra en Catar y así clasificar al Mundial de noviembre.
Hasta ahora, la Selección ha trasitado por un camino de rosas y espinas. Rosas porque pese a que ha jugado mal en muchos encuentros ha puntuado: en Panamá, en Honduras y ha ganado al borde del alambre en casa contra El Salvador y los propios catrachos y canaleros.
Las espinas no han desaparecido porque a falta de cuatro juegos hay una distancia de cuatro puntos con el equipo que hoy está en zona de repechaje como es Panamá.
La mejoría colectiva mostrada ante México debe ratificarse hoy. Aquí, no obstante, es cuando surge una duda estratosférica: ¿está Costa Rica lo suficientemente madura para llevar hoy las riendas del partido? Puede suceder que ni Jamaica ni Costa Rica quieran la pelota, con lo cual asistiremos a un caos interesantísimo, el que a su vez obligaría a los técnicos a modificar el guion sobre la marcha.
Ya no hay tiempo para excusas ni cálculos: hoy solo vale ganar.