(MIÉRCOLES 17 DE MARZO, 2021-EL JORNAL). El fútbol, este deporte tan maravilloso, tiene una capacidad camaliónica para sorprender siempre. Ahora estamos en Costa Rica jugando un largo partido, que se inició en Brasil 2014 y que se extiende hasta nuestros días, por las diferencias entre tres jugadores –Navas, Ruiz y Borges— y el doctor Adrián Gutiérrez en condición de demandado, y con un Jorge Luis Pinto como protagonista de fondo.
Salta así la emoción de la cancha a los tribunales, donde se busca dirimir quién tiene la verdad y a partir de ahí serán los jueces los que den el pronunciamiento final.
Paralelo a ello, no obstante, se realiza otro juicio: el juicio de las redes sociales, en las que los jueces se improvisan, los términos se transmutan, lo gris se vuelve negro, lo verde blanco y donde cada quien esgrime su espada y su verdad.
Es el mundo de hoy, el que quizá alguna de las partes no previó y por eso lo que sucede en el Primer Circuito Judicial de San José corre como la pólvoera en Facebook, Twitter, Instagram, etc. etc.
En este otro juicio hasta el bartender de al lado condena y absuelve al mismo tiempo, en un caos universal de padre y señor mío.
Lo que hay que preguntarse, no obstante, es si esta cascada de afirmaciones y contrainformaciones incide en el ánimo de los protagonistas y si al menos un elemento marginal se cuela hasta los señores jueces, de modo que la realidad empiece a influir en lo que se discute en el recinto judicial.
Es la realidad de hoy, en la que términos chocantes como “posverdad”, “fake news” y un cúmulo de términos que buscan sustituir a los hechos, corren por el espectro cibernético y van dejando su huella.
No sé a ustedes, pero a mí lo que me gusta es el fútbol de pantalón corto, con los artistas en la cancha, dispuestos a convertirse en trapecistas, esgrimistas, pintores, escultores, tras un balón que, cada vez que rueda, hace que el universo viaje en una sintonía incomparable y extraordinaria.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.