Aunque El Jornal impreso acaba de informar de que el Gobierno atenderá la ruta entre Aserrí y Palmichal de Acosta con una inversión de ¢1600 millones. Hay un tema que preocupa a los ciudadanos de esta región y son los tramos entre Ojo de Agua (Tarbaca) y el de La Ortiga (Acosta) en el primer kilómetro de la ruta 209.
Desde octubre de 2010 el hundimiento de La Ortiga dejó solo un carril habilitado para el paso de vehículos hacia Desamparados y San José y aunque es una vía nacional el Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) lo que ha hecho, hasta ahora, es poner remiendos insuficientes e incluso peligros porque en cualquier momento dicho tramo puede colapsar.
Ante tanta desidia el pueblo de Acostad decidió el 14 de junio protestar frente a la Casa Presidencial para que se estableciera una solución acorde con las circunstancias.
Ahora lo que se anuncia es un arreglo parcial (mientras siguen estudiando un problema en el que en verdad llevan 18 años de estudio, con una familia muerta, incluida en 1994, debido a un terraplén en el sector), pero hay tanto escepticismo entre los pobladores que nadie cree que el Conavi, sea capaz de solucionar el problema antes de que suceda otra desgracia.
La historia del hundimiento de La Ortiga es más patética. Este hundimiento tiene 25 años y solo arreglos parciales le hacen.
¿Qué solución tienen el Gobierno y el Conavi si colapsa alguno de los dos puntos? ¿Qué van a hacer con más de 8.000 trabajadores que a diarios se movilizan a la capital? ¿Por qué el Conavi exhibe esa extraordinaria incapacidad para solucionar un problema puntual y que no es de ayer?
Estas y otras preguntas solo tienen una respuesta: seguimos a merced de los burócratas, quienes apenas si son capaces de salir de sus escritorios a servirse el café, mientras los pueblos, los lugares sufren su incapacidad manifiesta, pagada e irresponsable.