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Excalde de Aserrí demanda a Costa Rica en Comisión de Derechos Humanos

Mario Morales retornó en diciembre pasado a su Aserrí natal y dice estar dispuesto a reconstruir su vida.

 

 (JUEVES 7 DE MARZO, 2013). Mario Morales, excalde de Aserrí, demandó a Costa Rica ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por considerar que el Estado costarricense violó sus derechos al no permitirle una revisión integral de la sentencia que lo condenó a cinco años de cárcel.

En enero de 2010 el Tribunal Penal de Hacienda le impuso a Morales la pena de cinco años de prisión por el delito de enriquecimiento ilícito. Dicha sentencia luego fue ratificada por la Sala Tercera.

Tras pasar un año y tres meses en la cárcel de Cartago, el exalcalde, quien estuvo dos períodos en el municipio de Aserrí, se encuentra en libertad condicional y procedió ante la CIDH por considerar que una revisión de su sentencia, con la Ley de Apelaciones, le hubiera permitido un resultado distinto.

A continuación les presentamos un extracto de la conversación con Morales.

¿Cómo ha sido ese regreso suyo a la tierra aserriceña?

–Muchas gracias por darme la comunidad de comunicarme por medio de El Jornal. Muy contento por retomar la vida normal. Las experiencias deben ser para fortalecerse. Gracias a Dios logré pasar por una etapa que tenía que concluir y la logré cerrar, y estoy haciendo todos los esfuerzos por reintegrarme a las actividades particulares.

¿Ese reencuentro con los amigos y el pueblo cómo fue?

–En general he sentido un apoyo y un respaldo de mucha gente no solo del cantón, sino de amigos de hace muchos años, que en realidad estaban tristes por lo que estaba pasando. He recibido muchas muestras de solidaridad. La mayor falta que uno tiene es la de la familia y del cantón. Nací aquí y probablemente me voy a morir aquí. La ausencia uno la vive porque en 15 meses pasan muchas cosas. Uno lamenta no poder haber reconfortado a amigos que perdieron a familiares. Y lamenta uno no poder haber pasado Navidad con la familia y los amigos. Uno adquiere en la cárcel un espacio para reflexionar, para analizar si a lo que le ha dedicado la vida merece la pena.

¿De qué manera sobrellevó esos 15 meses en la cárcel?

–Es difícil porque uno convive con gentes que no conoce y que proceden de realidades muy distintas. Al principio se hace muy pesado, porque es un cambio total en la vida. Además, de todo lo que implica en relación con los amigos que no están. Se pasa por un período de sentir una gran culpa por haber provocado situaciones que te llevaran ahí.

En cuanto a la convivencia pasé tranquilo, dado que estaba en la cárcel de Cartago, donde siempre fui tratado con mucho respeto. Desde los primeros días empecé a trabajar en el área escolar del centro. En realidad, ahí uno comprende que la vida le ha dado muchas oportunidades que a otros no se las ha dado.

En la cárcel hay muchas personas que no tuvieron la posibilidad de acceder al sistema educativo costarricense. El 80 por ciento, por ejemplo, de los que estaban ahí en Cartago no tuvieron escuela y colegio. Así que participé mucho en el proceso educativo y logré ayudar. Esto, a la vez, me ayudó mucho para estar ocupado y para reintegrarme pronto a mi vida.

¿Cuál es su situación legal actualmente?

–Es un cambio de modalidad. La idea es que uno se reinserte a la vida social. Me quedan más o menos 12 meses.

¿El ser una figura pública dificulta esa reinserción en la vida social?

–Uno debe mentalizarse que uno no puede cambiar el haber estado en prisión. El ingreso fue feo porque se generó una noticia que además alimentó el morbo de mucha gente. La salida ha sido muy tranquila. Mucha gente me ha recibido con alegría en mi comunidad. Definitivamente, el tema mediático influye mucho con lo que tiene que ver con el poder judicial. El que uno haya ejercido un cargo público tiene los ojos de la prensa encima. Se le da al proceso una carga mediática muy fuerte.

¿Qué relación espera mantener en adelante con la política?

–No tengo interés en volver a ejercer cargos públicos. Quiero enfocarme a mis actividades privadas como abogado.

En cuanto a la participación, soy liberacionista y creo que el Partido Liberación Nacional (PLN) hace mejores gobiernos que las otras fuerzas políticas. Aquí en el cantón lo que he hecho es hablar con gente amiga y conocida, con gente que me aprecia. Hemos hablado sobre los procesos internos del Partido.

La idea es que el PLN en Aserrí tenga un nuevo liderazgo, pero no busco un protagonismo personal.

¿En aquel momento, cuando se desarrolló todo el juicio se quedó un poco solo en cuanto al apoyo del partido?

–En  realidad nunca tuve ningún obstáculo y ganamos todos los procesos, pese a todos los cuestionamientos, y eso se lo agradezco a la gente. La gente sabe que yo no soy una noticia, que no soy una sentencia judicial, porque todo es muy relativo.

El tema de las sentencias judiciales son muy relativas. Yo estoy seguro de que en otra circunstancia, sin los medios de comunicación encima, probablemente mi caso se hubiera resuelto diferente.

Tenemos dos ejemplos. El juicio contra el expresidente Miguel Ángel Rodríguez y ahora el del presidente de Limón, Carlos Pascall, quienes fueron a un juicio con todas las cámaras y todos los titulares y salieron condenados. Posteriormente un tribunal, sin esa presión mediática y analizando las pruebas, llegó a una resolución diferente al que había llegado el primer tribunal de juicio.

Lamentablemente, yo no tuve esa oportunidad de que un tribunal revisara la sentencia en primera instancia.

Y lamentablemente por eso tuve que demandar al Estado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Es decir, yo no tuve derecho a un segundo juicio. Eso hace que en el país haya ciudadanos de primera y de segunda categoría.

Los que estuvimos en procesos anteriores a la Ley de Apelaciones no contamos con la posibilidad de que se nos revisara  la sentencia de manera integral y por eso he demandado al Estado.

Vea que hay ejemplos claros de que las cosas cambian radicalmente cuando un juez revisa con tranquilidad y cuando un juez está expuesto a las luces de las cámaras y a los titulares de los periódicos.

¿Cree que hay forma de evitar esa presión?

–Lo más importante es que haya una instancia de apelación que revise de manera integral la sentencia. Anterior a la Ley de Apelaciones solo se podía presentar un recurso de casación, que es un recurso formalista, un recurso restringido, que no daba la posibilidad de atacar todo el contenido de una sentencia condenatoria.

Quienes enfrentamos procesos anteriores a esa ley, quedamos desprotegidos, por eso es que presenté una demanda contra el Estado de Costa Rica por violar mis derechos humanos.

Lo que procede es que el sistema penal costarricense profundice los derechos y garantías de quienes sufren procesos.

La Fiscalía tiene que entender que su misión es buscar la verdad y no fabricar verdades.

¿Busca algún resarcimiento económico?

–No. Básicamente mi planteamiento es que yo no tuve la oportunidad porque el sistema penal no me lo permitió de apelar integralmente una sentencia condenatoria en mi contra y que al no tener esa posibilidad se violan los derechos y garantías suscriptores del Pacto de San José. Yo no tuve la oportunidad de que se revisara la sentencia que me mandó a la cárcel y que me causó un grave perjuicio ante mi familia, la sociedad aserriceña y las personas que me conocen.

Lo que busco, entonces, en una sentencia en la que se diga por parte de los organismos interamericanos que el Estado de Costa Rica violó mis derechos humanos.

No me mueve el resarcimiento económico, lo que quiero es dejar sentado un precedente de que el Estado no puede actuar de una forma con unas personas y de una manera distinta con otras.

Volviendo a Aserrí, ¿Cómo encontró al cantón?

–Muy parecido porque no fue un tiempo muy largo el que no estuve. Me parece que hay fuerzas que se van activando.

Del quehacer municipal conozco muy poco, no tengo mucha información. Lo que deseo es que al señor alcalde le vaya muy bien, porque si le va bien, le va bien al cantón.

Uno ve, sin embargo,  el que el parque esté un poco deteriorado, dado que es el centro de acción diario de los aserriceños; hay un descuido hacia el equipo de Aserrí F.C., que se ha dejado al garete, pero bueno, son decisiones que se toman.

Sí he podido apreciar, porque he recorrido el cantón casas de gente amiga, y he visto obras de gobierno que están bien. Se ha trabajado en puentes, en muros de gaviones, y que se derivan de la problemática de 2010, de aquella tormenta Tomas.

También me extrañó que en Juegos Nacionales no tuviéramos un mayor liderazgo para haber buscado una mayor captación de recursos. Era la oportunidad histórica para haber construido el estadio de Aserrí y la opción de haber construido una piscina para nuestros nadadores y haber diversificado un poco el tema del deporte, pero bueno, no conozco en detalle las circunstancias en que eso se dio.

 

 

 

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