(JUEVES 24 DE NOVIEMBRE 2022-EL JORNAL). Atribuir la debacle ante España a la falta de actitud, es un espejismo más peligroso que el desastre mismo sufrido ayer en el estadio Al Thumama.
La verdadera razón del bochornoso juego de Costa Rica recae en la pésima planificación del partido y en el manejo desde el banquillo durante el desarrollo del encuentro por parte del técnico Luis Fernando Suárez.
La Selección, como lo dijo el cronista de El País, José Sámano, “se fundió en el calentamiento”.
Un equipo a la deriva desde el minuto uno al 97, con un señor en el banquillo que hace rato no hace bien su trabajo y al que la Federación Costarricense de Fútbol premió con un contrato de cuatro años más, es la principal explicación de la estrepitosa caída.
Y esto nos lleva al otro gran responsable, el señor Rodolfo Villalobos, que no tiene la altura para reconocer los errores, porque ayer publicó en su red social Facebook: “…gracias a los que aprovechan esto para tirar a matar”. No imagino al Presidente de la Federación Alemana diciendo esto en una tesitura como la que enfrenta Vilalobos, del que hablaremos en otra oportunidad.
Vuelvo al meollo del asunto: Costa Rica tiene rato, pueden verificarlo observando los videos de los partidos, de no hacer bien ninguna de las dos fases básicas del fútbol: cuando se tiene la pelota y cuando no se tiene.
En ninguna de ellas, la Selección tiene un comportamiento a la altura del fútbol actual. ¿Y eso de quién es responsabilidad? Sí, es responsabilidad absoluta del entrenador y su cuerpo técnico, que anda por ahí articulando discursos de psicología barata, diciendo que estábamos para campeones del mundo.
Por eso, salir ahora a decir, también, que la derrota de ayer es producto del campeonato que tiene poco ritmo, o por la forma en que se juega, es tirar balones afuera y es ser poco analítico y llevar la discusión a un ámbito carnavelesco y charlatán.
Señores: las cosas por su nombre. Hay un técnico incompetente, lo demostró ayer con creces, y un presidente federativo que mira para otro lado cuando pasa un huracán como el que arrasó ayer a la Tricolor.
Pero hablar de actitud, de falta de esfuerzo, de falta de compromiso de los futbolistas, es creer, contra toda evidencia científica, que la tierra es plana y que a los niños los traen las cigüeñas de París.
