Crónica Un proyecto magnífico permite su producción en Acosta
José Eduardo Mora eljornal@gmail.com ¿Quién iba a imaginar que en el último sábado de febrero uno podría participar de una “vendimia” al calor del inclemente sol del mediodía en Chirraca de Acosta? En Acosta es normal y frecuente que se produzcan naranjas, jocotes, mangos, ayotes, flores de itabo, aguacates, pero uvas, pocos podrían pensarlo. La idea de que en “el espavey nazcan uvas” es de Iván Badilla, quien desde hace ocho años trabaja en este proyecto que, más que dividendos económicos, le produce ganancias personales al ver con absoluta satisfacción cómo crecen las plantas y cómo dos veces al año brotan las uvas “Isabella”, con un excelente sabor “agridulce” y único. Después de probar con otra variedad, Badilla, quien trabaja en el área de inspección de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), optó por la Isabella, la que le ha dado excelentes frutos. El cultivo requiere de muchos cuidados y esta variedad en particular necesita de que se le haga una barbacoa para que se extiendan las ramas. Por eso en su finca «el espavey», Badilla ha laborado con esmero. El año pasado, por ejemplo, cuando hizo coincidir la cosecha con el cumpleaños de su hijo, recolectó una tonelada de uvas, que luego tradujo en un vino casero que ya fabrica y que comparte con amigos y familiares. En la actualidad en el “espavey”, como se llama la finca de tres hectáreas que posee Badilla, hay una plantación de 500 matas. “Me interesa que los campesinos acosteños piensen en otras opciones más rentables para producir, y las uvas son una excelente posibilidad”. La producción de la “Isabella” es casi orgánica, y solo le aplica un químico a la plantación cuando se presentan casos de urgencias por algún hongo o bacteria. La satisfacción por la primera producción de este año se le nota a Badilla en su rostro y se traduce a su hijo pequeño, Isaac, quien desde buena mañana ya andaba con su canasto y su sombrero dispuesto a participar de la “vendimia”. “La uva requiere de una constante atención, pero a mí me parece que esta es una actividad muy sensual, por todo lo que conlleva”. Para que haya cosecha dos veces al año, Badilla tiene que programar las podas. “Uno puede, con mucha exactitud, saber cuándo quiere que se dé la cosecha. Se hace por medio de las podas y con una hormona que se injerta en la planta”. En esta época del verano, pero en especial en marzo, es cuando se pueden obtener uvas de gran cantidad en cuanto al balance de azúcares y sabores. La otra época del año buena es cuando se da la canícula en agosto. A un día de que su madre Julia cumpliera 90 años, junto a su hijo Isaac, su sobrino Evelio y su cómplice en las andanzas en este proyecto idealista y futurista, don Jesús Calderón, Iván recogía la cosecha un año más, y orgulloso regresaría la tarde del 25 de febrero a su casa, con cientos de kilos de uva. En el aire una voz parecía resaltar: en el espavey nacen uvas. |
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