(VIERNES 27 DE OCTUBRE-EL JORNAL). El mundo al revés: ese parece ser el estado actual en todos los campos, como nunca antes, y el fútbol no escapa a esta realidad.
El caso más evidente es el de la Federación Costarricense de Fútbol que, tal y como todo apunta, traerá a un técnico –Gustavo Alfaro—que cobrará $2 millones al año, es decir, por más de ¢1000 millones al año.
Mientras los federativos ponen el foco en la hoy inexistente Selección Nacional — porque no existe, cada vez que hay partido convocan a unos jugadores, pero proyecto en sí no hay–, las ligas menores siguen siendo marginales, por más canciones que nos pongan y por más retóricas que enarbolen.
La Federación, encabezada por Osael Maroto, intenta de esta manera empezar la casa por el tejado, y los constructores desde la Edad Media, han dicho, que primero están las bases y luego se van añadiendo las respectivas partes.
Nada garantiza el éxito de la Selección mayor, mientras a las otras se les atiende con lo justo. Nada habrá cambiado, entonces, en relación con la gestión que en su oportunidad realizó Rodolfo Villalobos.
Cuando Hermes Navarro estuvo en la Federación, fue el presidente que le dio preponderancia a las divisiones menores y los resultados se pueden consultar en los propios archivos del ente que maneja el fútbol en el país.
Así que esa apuesta, llena de parafernalia, de los ¢1000 millones al año para un técnico, que vendrá con su séquito completo de asistentes, de antemano parece no conducir a buen sitio.
Eso es; no obstante, nuestro fútbol: un cúmulo de decisiones, más cerca de la ocurrencia que de la estrategia y, por lo tanto, no es cierto que todos los caminos conduzcan a Roma. La casa por el tejado. Así estamos.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL
