(MARTES 03 DE AGOSTO, 2022-EL JORNAL). La Premier League ha anunciado que dará a conocer, después de los partidos, las conversaciones de los árbitros en el VAR, en un afán de acercar al público y de aproximarse a la transparencia.
Medida es obligada por una sencilla razón: el VAR es un gran invento comercial, pero no sirve para el fútbol.
El fútbol es un deporte único, que hace que pasados 32 años estemos discutiendo si la barrida de Néstor Sensini contra Rudi Völler en el Mundial de Italia 90, en el minuto 82, fue o no fue penal.
En Costa Rica todavía hay encendidas discusiones de por qué Víctor Rodríguez le anuló el gol a José el Chino Chan en aquella final del 87 ante Herediano.
Y aún algunos se preguntan cómo el tunecino Ali Bennaceur no vio la mano de dios de Maradona, por la cual Peter Chilton le juró odio eterno.
Y ese es el fútbol: una mezcla de creación, poesía y error. El error, como diría el poeta, encierra su belleza. Y luego vino el VAR, en el que no se ponen de acuerdo los gestores, porque no hay reglas claras. Uno es el VAR español, otro el VAR inglés y otro el VAR alemán, mientras a nuestras tierras, por deficiencias tecnológicas y económicas, ni se asoma.
El VAR no era ni es necesario. Y no es un asunto de oponerse a la tecnología. Gracias a la tecnología hoy alguien en Costa Rica puede recibir una cirugía con médicos que dirijan a sus colegas desde la India.
No es estar contra la tecnología: eso jamás. Es defender el sentido común. Pitar un fuera de juego porque un jugador está adelantado medio milímetro es una insensatez y ya dijo Albert Einstein que solo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana.
En la perfecta ecuación del fútbol, el VAR es un invento fallido.