(MARTES 01 DE NOVIEMBRE, 2020-EL JORNAL). En la actualidad dirigir un equipo es una de las labores más complicadas, dado que encierra el conocimiento de varias disciplinas y una gran cuota de liderazgo.
Quien ha enfrentado ese desafío del banquillo con muchas luces, paciencia y sabiduría, como si fuera un monje tibetano, y con la zagacidad del zorro, es Alexandre Guimaraes. La carrera de Guimaraes es digna de estudiar. Parece calculada paso a paso, como en un guion perfecto.
No obstante, esta visión no le gusta al entrenador tico-brasileño, porque sostiene que en su haber hay varios fracasos que no se pueden esconder y que forman parte del currículum.
Su próxima llegada al Atlético Nacional de Colombia, es un paso de gigante de Guimaraes, quien estaba tan cerca y dispuesto a servirle al fútbol costarricense, que los sabios dirigentes ni si quiera lo contemplaron cuando fueron por Gustavo Matasosas, quien tras un ejercicio de powerpoint los convenció de que era el técnico ideal.
Uno de los puntos clave de Guimaraes es que no solo habla y sabe de fútbol, sino que ha buscado enriquecerse desde campos como la literatura, la ciencia y, sobre todo, una curiosidad infinita.
La última vez que le entrevisté, en noviembre de 2019, me contó que estaba fascinado con la novela negra y al preguntarle cuánto de ese gusto por la cultura le ha servido para desarrollarse como entrenador, me respondió: “Muchísimo. Primero te hace constatar que no sabés nada. O sea, que tenés que seguir siempre buscando algo más, y en esa búsqueda, sin darte cuenta, te va transformando, y básicamente la lectura como tal me ha dado eso y la capacidad de poder interrelacionarme con mucha gente. A través de ese marco, sé que si voy a recorrer mundo, tengo que aprender idiomas, porque eso me abre puertas que no es que estén cerradas, pero que sin ese conocimiento cuesta más. Mucho de lo que soy es producto de excursiones de niño, cogido de la mano de mi tata al Maracaná todos los fines de semana, y de excursiones todavía niño desde la pulpería La Luz, pasando por la librería Trejos, la Universal y la Lehmnan: el paseo de papá los sábados era estar viendo escaparates todas las mañanas”.
En el fútbol, como se nota, no solo es válido correr detrás del balón. Hacen falta pensamiento, ideas, cultura. Y si no me creen, pregúntenle a Guima.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.