(MIÉRCOLES 10 DE MARZO, 2021-EL JORNAL). Lo sucedido con Sergio Conceiçao unos después de que el Oporto eliminara en octavos de final de Champios a la Juventus es lamentable.
El técnico acudió a la ruedad de prensa por Zoom, como lo establecen hoy los protocolos, y se topó con la sorpresa de que no había preguntas.
Minimizar así un triunfo de gran valía, como el de dejar a la “Vecchia Signora” en el camino, habla muy mal del periodismo italiano, especialmente.
Y es que a veces los periodistas olvidamos nuestra verdadera función. Estamos obligados, por ejemplo, a entrenarnos en el arte de preguntar y en Costa Rica hay demasiadas falencias en este campo.
Pregutar es eso: un arte. No es hacer un comentario, no es lanzar elogios gratuitos, no es atacar a un técnico a ciegas: es preguntar, pero para preguntar, primero hay que haber digerido muy bien la materia sobre la que se interroga.
Por lo tanto, lo ocurrido ayer en en Turín es bochornoso para el periodismo. El gesto de Conceiçao mientras el traductor le informa de lo ocurrido es de asombro y estupefacción. No era para menos. Venía de elimiar a la Juventus, con el mítico Cristiano Ronaldo, y si de paso la estabas dejando en el piso en su propia casa, el mérito hablaba por sí solo.
La función de la prensa deportiva, y de la prensa en general, en un país es fundamental, pero nosotros los periodistas debemos prepararnos cada día para honrar este oficio. No es simplemente tomar un micrófono y pararse frente a una cámara. Eso lo hace cualquiera bien o mal. El periodista no puede entrar en esta categoría: no tiene alternativa, tiene que hacerlo bien, pero para ello debe cultivarse, sopesar qué principios éticos sostienen su profesión y saber que la comunicación es un asunto muy delicado.
Se cree, sin embargo, que para ser periodista se necesita poco y no es así. Antaño se le al aspirante a periodista que tuviera una bicicleta. Hoy que posea un celular. Y así se confunde, de manera terrible, el fondo con la forma.
Lo sucedido a Conceiçao es inadmisible. De este lado del charco debemos reflexionar sobre cómo evitar situaciones tan vergonzosas, para así evitar que el periodismo se entierre solo.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.