(VIERNES 14 DE JULIO 2023-EL JORNAL). Para un país pequeño, en todo, como Costa Rica, el gran negocio en el fútbol es exportar jugadores, pero para lograrlo se requiere de una estrategia totalmente distinta a la actual.
En el presente, los futbolistas jóvenes que ascienden a la Primera División se cuentan con los dedos de una sola mano, pese a la inoperante regla sub-20, que no sirve para nada, aunque algunos quieran demostrar lo contrario.
El mercado hoy reclama jugadores bien formados y que a los 18 años ya han jugado en sus respectivas ligas uno o dos años, eso quiere decir que su debut debería ser al menos a los 17.
En Costa Rica surgen los famosos notavos con 22, 23, y hasta 24 años. Con esas edades creemos que son promesas. Basta mirar algunos ejemplos para confirmar que estamos equivocados.
Eduardo Camavinga debutó en la Ligue 1 de Francia, con el Stade Rennais, a los 17 años. Hoy juega en el Real Madrid y ya ganó una Champions y estuvo en la selección francesa que disputó la final de Qatar 2022.
Jude Bellingham debutó en el Birminghan City, de la Championship, con 16 años y 38 días, convirtiéndose en el jugador más joven en lograrlo en la historia de este club. Pasó al Dortmund y hoy es una de las nuevas estrellas del Real Madrid.
Arda Güler, turco, debutó en el Fernerbahçe, a los 16 años. Un año después llegó al Real Madrid con un contrato de seis años.
Hace 2000 años el mesías de los cristianos pronunció unas palabras que desde entonces han merecido la atención de teólogos, lingüistas, filólogos, estilistas, politólogos, porque la simplicidad los ha confunidod durante dos milenios: el que tiene oídos que oiga, el que tiene ojos que vea.
Nuetra dirigencia no ve ni oye. Ni se entera de que el gran negocio del fútbol de Costa Rica está en las ligas menores, pero bien trabajadas, con profesionales preparados y muy bien pagados.
No se puede seguir jugando a las escondidas y seguir poniendo a dirigir en ligas menores al primero que pasa por la acera de enfrente.
Los ejemplos de cómo se ha revolucionado el mercado con futbolistas jóvenes es más que abundante: el que no quiere entender, que no entienda, pero el elefante blanco no dejará de pasarle frente a sus narices.