(LUNES 26 DE ABRIL, 2021-EL JORNAL). Antes del inicio del Clausura el entonces entrenador del Santos, Luis Marín, dio a entender que tenían un equipo muy limitado y que no veía muchas posibilidades para reforzarlo en el mercado, dadas las opciones disponibles y los recursos al alcance del equipo.
No obstante, en Santos supieron hacer una buena escogencia: incorporaron a Christopher Meneses, a Roy Miller, a Luis Paradela, hoy lesionado, y regresó su estrella Javon East.
Las buenas actuaciones de jugadores como Douglas y Bryan López y el propio Kenny Cunningham, todos bajo el mando de Osvaldo “El Pato” Rodríguez, le permitieron al Santos clasificarse con gran mérito.
Y supo pescar muy bien el Santos en ese río revuelto en que se convirtió el Clausura, pese al cambio de entrenador– salió Marín, y llegó Erick Rodríguez—porque supo mantener un estilo y practicar un buen fútbol.
La moraleja de la historia es que con un presupuesto modesto y escogiendo bien, se puede armar un equipo, como dirían en el beisbol norteamericano, de postemporada.
No necesitó el equipo guapileño hacer una inversión excesiva, como sí la hizo el Cartaginés, por ejemplo, para garantizarse un cupo en las semifinales.
La clave está en saber ver. Lo que es todo un arte y aunque parece moneda de cambio corriente, el asunto va más allá y exige fineza para elegir y sensibilidad para medir el temple de los jugadores que se contratan, así como el hambre de volver al primer plano.
El mejor ejemplo de ello es Meneses, quien desechado en Alajuelense se fue a jugar a la Segunda División con Pococí, donde recobró confianza y sensaciones, y hoy es uno de los altos pilares del Santos.
En fútbol, como se observa, no hay que tener un doctorado en física cuántica para entender este juego maravilloso, en el que jugar bien siempre es garantía de estar más cerca del triunfo y del éxito, y así lo ha confirmado el Santos con su regreso a las semifinales, después de período de sequías.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.