(VIERNES 13 DE NOVIEMBRE, 2020-EL JORNAL). El lunes Costa Rica jugará, a las 1:45 p.m. contra la exótica selección del País Vasco, que de entrada no dice mucho, solo si se obvia el hecho de que en el banquillo tiene a un ‘viejo cascarrabias’, general de mil batallas y polémicas, y que un día fue el máximo seleccionador de España.
Sí, se trata de Javier Clemente, un entrenador que en su momento fue ‘top’ en su país y que se peleó con periodistas, jugadores y que se fue al ocaso como se van los grandes generales: sin que nadie se dé cuenta.
Clemente, quien ya tiene 70 años, perteneció a ese grupo de jugadores que hoy son una rara avis, al vestir solo una camiseta a lo largo de su carrera, en su caso del Atlhetic de Bilbao, que tiene como tradición solo contratar a futbolistas vascos.
Su trayectoria le respalda como uno de los técnicos de mayor recorrido, con dos títulos de Liga en el Athletic, una Copa del Rey, y el mérito de haber dirigido a España en los Mundiales de 1994 y 1998, y en la Eurocopa del 96. Hasta aquí la ficha bibliográfica lo que presenta en el papel es a un hombre frío, que anduvo con buena y mala fortuna por banquillos importantes.
Lo que interesa aquí no es esa fría relación de hechos, sino recordar al hombre de sangre caliente, mala leche, cuando es necesario, como dicen en España, y capaz de enfrentarse a muerte cuando la ocasión lo amerite por el siemple hecho de defender una idea.
Con el reconocido periodista José Ramón de la Morena, hoy en el Transistor y por 25 años conductor de El Larguero, tiene una disputa que justamente data de un cuarto de siglo.
Se insultan, se lanzan dardos, se retan, y mueven cielo y tierra por defender sus posiciones. Lo de ambos es un ejercicio de guerra público. No hay perdón aunque ha habido treguas.
Todo ello nos recuerda que Clemente, que terminó su ciclo como técnico en Libia, como para recordar que el éxito siempre, como el poder, es pasajero, le pedirá su equipo la Selección de Euskadi, como también se le conoce, que salga contra Costa Rica el lunes como si en ese partido se jugara la final de la Copa del Mundo.
Este ingrediente le pone pimienta y color a un partido que en la teoría se visualiza distante y sin mayor trascendencia, aunque cuando se revisa la nómina de los convocados la percepción cambia.
Cuando las cámaras enfoquen a ese hombre mal encarado, con espíritu de bulldog dispuesto a atacar, los televidentes tendrán que percatarse de que en ese banquillo se sienta un señor con una enorme trayectoria, y que quiere morir en el campo de batalla.
Los entrenadores de la raza a la que pertenece Clemente, son como esos viejos generales, que jamás se resignan a estar confinados en sus cuarteles de invierno, porque siempre quieren volver, como tantas veces lo soñó Napoleón mientras agonizaba de olvido en la Isla de Elba.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.
