(LUNES 15 DE FEBRERO, 2021-EL JORNAL). Si el fútbol fuera una ciencia, Albert Einsten, además de recibir el Premio Nobel de Física en 1921, habría sido destacado como el mejor entrenador por sus ingeniosas teorías, incluida la de la relatividad.
Resulta, para gloria de la humanidad, que el fútbol es solo un deporte, que además se juega con los pies, y en el que casi dos siglos después de haber sido inventado, los árbitros todavía no se ponen de acuerdo en qué es y no es un penal.
Ello explica por qué hay una gran distancia entre lo que se planea en la pizarra y lo que se hace en la cancha. Y si alguien tiene alguna duda al respecto, que le pregunte a Jeaustin Campos, que en un abrir y cerrar de ojos se topó con un 3 a 0 ante Grecia, en un juego en el que su equipo se fue descarrilando poco a poco.
Aunque en la actualidad los periodistas no podemos ver los entrenamientos completos, como sucedía hace 15 años, estoy seguro de que Campos trabajó duró, planificó con seriedad y armó una alineación convencido de que le daría resultados positivos frente al equipo de Gilberto El Tuma Martínez.
No fue así en cuanto al marcador que obtuvo, porque cuando rueda la pelota, incluso los esquemas tácticos, quedan en un segundo plano, porque aunque se ha querido convertir a los futbolistas en robots, estos al fin y al cabo son los que toman las decisiones y en un partido se equivocan mucho, por dicha, porque ello humaniza al fútbol como ninguna otra disciplina deportiva en el mundo.
El fútbol, por ende, es humano, demasiado humano. Y en esta humanidad reside su grandeza y su belleza. Por lo tanto, querer ver al fútbol como una ciencia es un error de proporciones incalculables.
“La vida es lo que nos sucede mientras hacemos nuestros planes”, dijo John Lennon, quien posiblemente no tenía idea de cómo era un partido de fútbol, y así, sin saberlo, nos dejó una de las mejores deficiones de este deporte que tanto nos apasiona.
“Todo parece fácil y concatenado cuando ganamos; todo parece difícil y disperso cuando perdemos”, dice Tostão en su libro “Tiempos vividos, soñados y perdidos”, y citando a Nuno Ramos.
Nada más cierto cuando hablamos de fútbol, que sigue tan distante de la ciencia, que lo que es perfecto en el laboratorio, se convierte como por arte de magia en error y oscuridad en la cancha. Y si no lo creen, pregúntenle a Jeaustin Campos y a cuantos entrenadores que en el mundo han sido.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.
