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El fútbol de barrio

 (LUNES 09 DE OCTUBRE-EL JORNAL). Jorge Valdano se ha quejado en varias ocasiones de que este fútbol moderno de millones y comparsas televisivas le sobran bloques: bloque bajo, bloque medio y bloque alto y decía el exgoleador, y ahora empresario y comentarista, que había que apelar a una mayor naturalidad.

Y ayer, con una naturalidad sorprendente, como si estuviera hablando para la ‘tele’ de la vuelta de la esquina, Bryan Zaragoza decía que lo suyo era el regate, el fútbol de barrio que lleva practicando toda la vida.

Ayer, Zaragoza, hizo una pausa en ese fútbol de barrio, se fue a Los Cármenes, el estadio del Granada, y ya en 18 segundos le había anotado el primer gol al Barcelona y luego, en la mejor jugada de las primeras ocho jornadas de La Liga española, logró un segundo tanto, de antología, de barrio.

Zaragoza recibió en el área, amagó hacia adentro, luego quebró hacia afuera, y ya a esta altura Koundé estaba listo para irse a la enfermería, y antes de terminar este segundo movimiento, como si estuviera interpretando un solo de piano, Zaragoza golpeó el balón con el borde externo: golazo. Y estuvo cerca de hacer el tercero.

Zaragoza, después, reiteró que no había hecho nada diferente a lo que practica en los entrenamientos y que lo suyo es el regate y el barrio.
Lamentó, eso sí, que el balón que dio en el poste izquierdo de Ter Stegen, en el 88, no llegara a la red.

Zaragoza tiene 22 años, lleva cinco goles y una asistencia en ocho jornadas. Es la joya de la corona a la que Paco López le ha dado la oportunidad de jugar en la primera división del fútbol español.

A Luis de la Fuente, entrenador de la absoluta española, después de ver aquello de regate, recorte, y gol, no le quedó más remedio que llamarlo a la Selección como un premio para que se vaya familiarizando con el gran fútbol, que hoy es incomparable con el único que conoce Zaragoza, que es el fútbol de barrio, por eso, antes del Granada, jugó en el CD Tiro Pichón, en el CD Conejito y en el CD Ejido.

Solo hay un detalle que condenará por siempre y para siempre a Zaragoza al ostracismo: mide 1.64 centímetros.

A todas luces no sirve para el fútbol profesional. No triunfará en el fútbol profesional. Está condenado. Y si a Zaragoza le diera por la extraña locura de pasarse por Costa Rica, hay un señor ahí en la Federación Costarricense de Fútbol que pediría su deportación y destierro, o lo enviaría a jugar a Puerto Viejo de Sarapiquí.

 

Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL

 

 

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