(VIERNES 05 DE NOVIEMBRE, 2021-EL JORNAL). Hace más de 2000 años estas palabras retumbaron en las comunidades palestinas y judías de entonces, y hoy siguen tan frescas como cuando fueron pronunciadas: “Por sus frutos los conocereis”.
Me llama la atención cómo el lenguaje nos retrata de cuerpo entero. Y es lo que pasa con nuestra vilipendiada Selección Nacional, que no es una pulpería, como se dijo por ahí, pero su manejo no está lejos de aquella.
Conforme se acercan los partidos de la eliminatoria al Mundial de Catar 2022 se empiezan a escuchar expresiones como “ilusión, última esperanza, revertir los resultados, un buen resultado, si le ganamos a Canadá, a Honduras hay que vencerla, si el equipo mejora… y así hasta el infinito”.
Todo se queda en conjeturas, incluso si se le ganase a Canadá y Honduras, nada cambia. El fútbol de Costa Rica es una caricatura de sí mismo. Pasó de la gloria de Brasil 2014 al desencanto actual, donde lo grave es que si se mira con detenimiento, es un balompié sin bases.
Las ligas menores son en general un fiasco. No cuentan con los recursos y los profesionales competentes para despegar en ellas. La infraestructura sigue el mismo camino. Tenemos estadios viejos y con remiendos. Los jugadores debutan muy tarde en la Primera División. La dirigencia carece de una preparación para manejar empresas futbolísticas. La mayoría de equipos están seriamente endeudados. Hay excesivo concentración de poder en unos cuantos que no son los que piensan mejor. Los interes dirigenciales se anteponen a los del bienestar común.
Un retrato borroso y roto es el que surge de un examen de nuestro fútbol. En medio de esa penumbra nos siguen hablando del Mundial de Catar 2022. Ya ni siquiera es una utopía, ahora es una maniobra discursiva para ganar tiempo con ilusiones menguadas y baratas, como si se vendieran al por mayor.
“El movimiento se demuestra andando” dice un viejo adagio popular que ha sobrevivido a los tiempos, precisamente andando de cultura en cultura.
“Por sus frutos los conocereis”, dijo el maestro hace 2000 años, y sus palabras siguen tan vivas como si se hubiensen pronunciado ayer y pensando en el fútbol costarricense: errático, torpe y manejado por dirigentes aficionados, tanto formal como mentalmente.
