SAN JOSÉ, COSTA RICA 20 DE JULIO DE 2020-EL JORNAL). Jorge Luis Borges, ese inmenso escritor que tantos citan y pocos leen, decía que la ambigüedad era la principal herramienta de la literatura. Contrario a lo que sucede en el periodismo, en el que la precisión lo es todo, cuando se hace periodismo alejado del que quiere la Sala IV, claro está, que apostó por el que cualquiera en Costa Ria puede ser periodista, en el caso más insólito de cuantos en el mundo han sido, como diría Don Quijote.
De ahí que tras el dramático descenso del Leganés, el técnico mexicano Javier El Vasco Aguirre invocó el factor humano para tratar de entender la desastrosa actuación del VAR, que en realidad debería escribirse con b, para que diga BAR, porque parece que quienes lo ejercen están embriagados de ignorancia y ceguera.
“El VAR es interesantísimo, es estupendo y antes no estaba esa herramienta. Es muy bueno. Desgraciadamente hoy la persona que tenía que tomar la decisión de traer el árbitro a ver la pantallita decidió que no, y ahí está de nuevo el factor humano, que hace que el VAR no entre en acción”, dijo un educado Aguirre luego del 2 a 2 ante el Real Madrid, que relegó al Leganés a la segunda categoría.
Decir ‘el actor humano’ es abrir la caja de pandora. Es una frase tan interpretable y ambigua que bien se podría solo a partir de ella escribirse una novela con alma rusa: es decir, tan amplia como Guerra y Paz o Anna Karenina, de Tolstoi.
‘El factor humano’ tituló John Carlin su estupenda crónica-libro de cómo Nelson Mandela utilizó el Campeonato Mundial de rugby en 1995 para unir a blancos y a negros a partir de los Springboks, que en otro momento habían sido el santo y seña de los dominadores vinculados al apartheid.
De modo tal, que ‘el factor humano’ es un término que puede servir para todo y para nada, y por ende en el fútbol podría constituirse en un elemento clave, según el cristal con que se mire.
‘El factor humano’ podría significar, por ejemplo, que en los partidos los que verdaderamente mandan, porque son los que deciden sobre la marcha, son los jugadores, dejando el papel estelar a los técnicos durante la semana.
‘El factor humano’ puede ser Marcelo Bielsa ordenando al Leeds United, el 28 de abril de 2019, dejarse meter un gol porque su equipo había conseguido el suyo mientras el jugador Jonathan Kodjia, del Aston Villa, estaba tirado en el césped, y ello frenó el ascenso del club al terminar el encuentro empatado.
‘El factor humano’ es aquella bella modelo que se sale de la gramilla del estadio José Rafael Fello Meza, un domingo a las 11 a.m., para entregarle un balón a un joven en silla de ruedas, quien quería luchar por un gol de los que ella estaba lanzando a la grada, pero sus condiciones no se lo permitían. La historia quedó retratada en una crónica inolvidable de Roberto García en La Nación.
‘El factor humano’ es, también, comprobar la mesura con que El Vasco Aguirre habló del V-B-AR tan solo minutos después de que esa invención fallida condenara a su equipo a irse a la segunda división del fútbol español.
‘El factor humano’ es la circunstancia de que se dispute un campeonato sin aficionados porque un bicho invisible tiene a la humanidad patas arriba y amenaza con dejar una estela de destrucción espiritual y material como nunca antes había sucedido en siglos de historia sobre la faz de la tierra.
‘El factor humano’ es un Jorge Luis Borges ciego y lúcido que dejó aquel verso inolvidable y eterno: La rosa es sin por qué.
El fútbol, para que no pierda la esencia que lo hizo único, también ha de ser un fútbol sin por qué. Ha de ser simplemente fútbol. Sin VAR y sin BAR. Le basta con el bendito ‘factor humano…’
*Escritor y periodista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.