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El ‘efecto Badú’ en el Cartaginés

(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 29 DE SEPTIEMBRE, 2020-EL JORNAL). El Cartaginés necesita algo más que táctica y estrategia para ser campeón, con el perdón del poeta Mario Benedetti, y así ha quedado demostrado durante 80 años.

De ahí que los brumosos requieran, sin lugar a dudas, del ‘efecto Badú’ para llegar al cetro.

Y el ‘efecto Badú’ consiste en crear una gran atmósfera, un estado psicológico, pero no solo en el equipo– que eso lo hace cualquier psicólogo recién graduado e inexperto–, sino en toda la provincia y en la afición, de modo que ese sentir se convierta en un clamor y en una ola que tiña de blanco y azul los sentimientos.

Hoy, que los dirigidos por Medford atraviesan un gran momento, tras vencer en los dos juegos al Saprissa, por lo que es la ocasión propicia para que se suelten las ataduras y se piense en grande.

Cuando Badú llegó a la Liga era un gran desconocido para la afición costarricense. Con su cultura, su sapiencia, su elegancia como ser humano, no solo se ganó rápidamente el camerino, sino que también a la afición manuda.

Tras los entrenamientos que eran de 9 a.m. a 11 a.m., Badú hacía recorridos por los barrios liguistas para saludar en las casas a los seguidores manudos y pedirles que acompañaran al equipo en el próximo partido.

Imaginen la escena por un momento: tocan a la puerta, abre la señora y es el técnico de Liga Deportiva Alajuelense quien llega a invitarla al próximo partido de su equipo en el Alejandro Morera Soto ante Puntarenas.

El miércoles la segunda escena es la siguiente: entra uno al Morera Soto y piensa que se ha equivocado. Hay al menos 8000 personas y un ambiente suramericano en las gradas.

El ‘efecto Badú’ en la Liga fue extraordinario. Estadios llenos. El club con la motivación al tope. Jugadores que descubrían talentos dormidos como Wílmer López y José Alexis Rojas. El equipo tenía que ser campeón y lo fue.

Medford no es Badú, desde luego, pero la suma de los esfuerzos entre el técnico, los directivos, los jugadores y una afición que pase del mito a la creencia, puede romper ese círculo vicioso que lleva ya 80 años dando vueltas y que tiene sumido al Cartaginés en un oscuridad inmerecida.

 

*El autor es periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.

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