(JUEVES 02 DE MAYO-2024-EL JORNAL). Cartaginés es un histórico del fútbol costarricense, pero la actual temporada lo tiene sumido en las profundidades de la oscuridad, no solo perdió en casa ante un equipo que luchaba desesperadamente para no descender como lo es Pérez Zeledón, sino que al final hasta hubo amagos de pelea por parte de su jugador estrella.
Cartaginés es un equipo en decadencia, cuyo título obtenido hace dos años, lejos de encumbrarlo y ponerlo en el primer plano tan ambicionado por su afición, lo llevó por el exceso de algarabías y no ha sabido retomar el camino.
Cartaginés, hoy, es una caricatura de equipo. Va de mal en peor. Pensaba que con la llegada de Greivin Mora la situación iba a cambiar y en relidad todo sigue igual en cuanto al espíritu de los jugadores. Salen a la cancha sin saber de la responsabilidad que tienen al vestir esa camiseta que en algún momento se puso el gran Leonel Hernández.
Cartaginés está haciendo una temporada tan mala, que las estadísticas indican que si mantiene ese comportamiento en la próxima temporada, será un candidato al descenso.
La gestión de un club requiere un profesionalismo comprobado, pero los señores Vargas se empeñan en que ellos están en capacidad de manejar la institución y los resultados, con excepción de ese título en una apuesta por dos entrenadores, que sale bien cada siglo, demuestran que están lejos de tomar las mejores decisiones.
Cartaginés genera pena, porque posee la afición más fiel, así demostrado durante ocho décadas de sequía.
Cartaginés debe de entender que el fútbol de hoy es muy diferente al del siglo pasado en cuanto a la administración de los recursos y que es urgente que cambie su organigrama, redefina objetivos y le dé a su incomparable afición los títulos que tanto se merece.
El camino del bochorno solo conduce al despeñadero.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL
