Adilio Zeledón **
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(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 19 DE FEBRERO, 2016-EL JORNAL). En las mañanas, cuando apenas se asoman los primeros rayos del sol, acostumbro andar por los alrededores de mi casa para “pajarear” un rato, previo a desayunar. Siempre, entre las zonas más ocultas y oscuras del jardín, escucho el “jut, jut”, este sonido me hace buscar entre esas partes, ya que sé que se trata del “Pájaro Bobo” o “Momoto” (Momotus momota) de la familia de los Momotos.
Su peculiar sonido, su color café pálido con las alas y cola verde azulado, antifaz negro y coronilla azul brillante y su característico movimiento de su cola, compuesta de dos plumas con forma de raquetas, que las mueve como un péndulo, lo hacen fácil de identificar.
Este amigo de nuestros jardines también habita casi todos los tipos de áreas con vegetación, en las partes sombreadas, por lo que está presente en toda la zona de Acosta. Anda solo o en pareja y lo más curioso de él, es que anida en huecos, hechos por ellos mismos en barrancos o terrenos muy quebrados, pero bien escondidos.
Su principal alimento son los insectos, arañas, lagartijas y lombrices grandes, siendo un controlador de plagas, en ocasiones se acerca a las casas en busca de comederos con bananos y pedazos de pan. Siguen los pasos de las “hormigas ronchadoras”, pues se aprovechan de los “bichos” que estas espantan, que los atrapan pegando brincos sobre el suelo.
Aunque no tiene un buen canto, su plumaje lo hace un ejemplar hermoso, que embellece nuestros jardines, siendo una de las aves más vistosas que tenemos en nuestras cercanías y sin necesidad de trasladarnos lejos para observarlo.
Evitemos los insecticidas y químicos, así como la deforestación, para poder tener este amigo cerca de nosotros, para apreciar su indiscutible belleza y para que nos ayude al control de “bichos”.
**Estudioso del tema de las aves.
