Con motivo del fallecimiento a los 90 años del expresidente Luis Alberto Monge, les compartimos este punto de vista
(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 30 DE NOVIEMBRE, 2016-EL JORNAL). Con el fallecimiento de don Luis Alberto Monge, termina la época del Estado Benefactor y la Generación de los Hombres de los años 40 que condujeron a este país.
A Don Luis lo conocí primero por sus acciones como Constituyernte y en torno a mi libro sobre ese tema, luego en las duras campañas de 1978 y 1982 como oposición a su candidatura presidencial; pero especialmente a partir de 1982 en que fui electo diputado de oposición a su gobierno liberacionista; lo que me permitió ahondar en su valor político y como ser humano.
Recuerdos muchas cosas, pero voy a destacar dos, nada más. Cuando fui Jefe de Fracción del PUSC a partir del 1 de mayo de 1983, tuve una primera conversación con él como Presidente de la República para ver el trámite de varios proyectos de ley.
Ese día le dije:- vea don Luis, usted mejor que nadie sabe que en política democrática, el negociar no es pecado sino absolutamente necesario; lo malo es hacerlo por debajo de la mesa y mentirle a a los ciudadanos.
Mientras sea Jefe de Fracción vamos a tener muchas y necesarias reuniones en un momento complejo para el país, solo le pido que siempre informemos a la prensa el día de la reunión y que, cuando les informemos discutido, siempre digamos la verdad de lo discutido, acordado o rechazado.
Don Luis no solo me dio la razón, sino una larga lección de lo que es la relación y negociación política con base en la libertad que nunca olvidé. Como resultado, nunca hubo escándalos por contradicciones entre el Presidente y la Fracción de la Unidad y la única explicación es que acostumbramos a la prensa a algo que se ha olvidado: DECIR LA VERDAD SIN TAPUJOS.
El segundo recuerdo que quiero mencionar, es el Recurso de Amparo que interpuse en marzo de 1983 ante la Corte Plena ( no existía la Sala IV) contra el Presidente Monge porque, mal aconsejado, había declarado un informe sobre el sector agropecuario como Secreto de Estado.
En octubre de ese año la Corte obligó al Presidente a entregar el famoso informe, siendo el primer caso en la Historia de Costa Rica que un diputado presentaba en recurso de amparo contra el Presidente de la República y, además, lo ganaba.
Esto dio pie a otra enseñanza que me dio don Luis. La Corte dio su fallo un jueves, el viernes a las dos de la tarde yo tenía la habitual conferencia de prensa. Estaba en ese ajetreo , cuando me avisaron que don Luis me llamaba por teléfono; al atender la llamada era el Presidente Monge directamente, sin intermediarios, y me dijjo: Don Óscar usted ganó, dígame dónde voy a entregarle el informe.
A lo que respondí que bastaba con que lo mandara, pero insistió en entregarlo personalmente. Entonces le hice ver que, por respeto a su investidura y que lo cortés no quita lo valiente, yo iba a recibirlo personalmente: -entonces lo espero aquí, en Villa Mongalva, me dijo.
Informé a la prensa y todos empezaron a recoger tiliches para irse en carrera, yo los paré y les hice ver que debíamos respetar al Presidente y que, mi regreso, con gusto les informaba. Aceptaron con el seño fruncido; en eso una nueva llamada de don Luis y me dijo: – sé que usted estaba en una conferencia de prensa, dígale a los periodistas que si desean venir son invitados. Aquello fue soltar una tromba!!! en los carros y las motos de la prensa salieron como alma que llevaba el diablo por la vieja carretera a Santa An. Tanto que llegaron mucho antes que yo.
En una sala de reuniones en su casa el Presidente Monge nos atendió y me entregó el informe, con un hermoso discurso que, en síntesis, trató sobre el valor que tenía para la democracia el hecho que el Presidente pudiera ser llevado ante los Tribunales y éste aceptara el fallo con humildad; así como era importante que se defendiera el derecho a la información que era, en definitiva, el verdadero propósito de mi denuncia.
Ese gesto de don Luis Alberto, siempre lo he tenido presente como la diferencia con otro petulante que engañó al pueblo de Costa Rica ofreciendo «tiranía en democracia»
Ese año la prensa me dio el premio como el Mejor Diputado; en una recepción del 1 de mayo de 1984 se me acercó don Luis y me dijo con una sonrisa maliciosa: lo felicito sinceramente,pero no me a negar que un pedacito de ese premio…me lo debe a mi!; nos reímos pero no hay duda, llevaba razón.
La vida me permitió verlo algunas veces años después,no muchas; pero siempre me mostró afecto a pesar de haber sido arduo opositor; por eso mi respeto y luto sincero por el fallecimiento de un ciudadano, que deja sin duda, una estela invaluable en la Historia de Costa Rica y por ser el último de una generación que, con aciertos y errores, nos legó una gran Costa Rica que hoy sus sucesores políticos se empeñan en destrozar.
Adiós don Luis, paz a sus restos y que Dios lo haya acogido en su Santo Seno.
*Doctor en historia y diputado del PUSC, por lo tanto opositor en el período 82-86.(Texto tomado de su Facebook).