(VIERNES 25 DE AGOSTO-EL JORNAL). El nuevo Comité Ejecutivo que hoy asume la dirección de la Federación Costarricense de Fútbol tiene la alta misión de devolverle el fútbol a la gente, al aficionado de a pie que siempre es fiel al balompié nacional.
Y digo balompié nacional porque no solo se trata de la Selección Mayor, que hace rato parece no representar a Costa Rica, sino a los intereses de unos cuantos, incluidos algunos jugadores.
El fútbol en general, en sus diversas categorías como divisiones menores, femenino y mayor, merecen un Comité Ejecutivo que tenga la capacidad de hacerle crecer y poder competir mejor en el ámbito internacional.
En la era de Rodolfo Villalobos hubo demasiada permisividad en varios campos y los resultados están a la vista. Una Selección mayor sin identidad ni rumbo. Una Selección Femenina a la deriva y unas ligas menores en el ostracismo.
Esto y mucho más, como hacer que las decisiones realmente sean colegiadas, son parte de los desafíos del período de Osael Maroto y su cuerpo directivo.
Maroto se ha definido como un empresario que va al fútbol, pues ahora le corresponde demostrar que ese forma de actuar en el ámbito privado lo puede trasladar al fútbol, que en la figura de la Federación también es de ámbito privado, pero con implicaciones públicas, porque el fútbol le pertenece al pueblo, y no a 10 u 11 directivos de turno.
El reto es mayor, pero solo con políticas firmes, objetivos bien trazados y transparencia, pueden un dar un paso adelante; de lo contrario, será llegar a ocupar unas sillas que, como se sabe, ya están demasiado desgastadas.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL