(VIERNES 29 DE JULIO, 2022-EL JORNAL). En el fútbol de Costa Rica se comunica muy mal. Desde la Federación Costarricense de Fútbol hasta casi la mayoría de los clubes hay severos y graves errores a la hora de comunicar.
El más reciente ejemplo es el Saprissa y el caso de Bryan Oviedo. Al hablar de un precontrato e indicar que todo se resolverá el 15 de agosto si en el camino al jugador no le sale una mejor opción, estamos desencadenando aquel viejo juego del “teléfono chocho”.
Como la comunicación es tan amplia, se piensa, como sucede en el periodismo, que cualquiera con un celular y una red social a su alcance puede hacer dicha función en un equipo, y no es así.
Por tal motivo, el propio Oviedo tuvo que salir en un video de dos minutos a tratar de enderezar el rumbo, al asegurar que está muy condicionado por el representante y que Saprissa no es plato de segunda mesa.
Ya, sin embargo, las aguas se habían desbordado y el caos comunicativo se había instalado en el horizonte morado.
Comunicar es más complejo que pegarle un puntapié a un balón y eso tiene que entenderlo e incoporarlo el fútbol de Costa Rica en general.
La comunicación debe profesionalizarse y no basta con un community manager: hay que ir más allá. Hay que ponerse serios.
Queda mucho por aprender de las grandes ligas del mundo, incluida la española, por ejemplo, que con el polémico Javier Tebas a la cabeza ha desarrollado un sistema de comunicación de tal magnitud que pronto llegará a la luna.