(VIERNES 21 DE ABRIL 2023-EL JORNAL). Un Cartaginés chato, temeroso y previsible ante Saprissa se transformó ayer en el segundo tiempo contra Herediano y descubrió que tiene el talento suficiente para volver a ser campeón.
La clave está en que desde el banquillo Paulo Wanchope debe soltar amarras y buscar formas creativas para mejorar a sus jugadores. Tiene la calidad a su alcance. Lo vimos con el pase que le hace Luis Ronaldo Araya a Allen Guevara.
Así, el equipo brumoso pasó de un primer tiempo discreto a ganar de manera contundente, más allá de los errores del Herediano, que se enfilaba para meterse en zona de clasificación.
Al fútbol hay que quitarle hierros. Hay que dejar que la creatividad surja espontánea, y olvidarse un poquito de los sistemas, que, por demás, y según el propio Guardiola hoy están pasados de moda, porque lo que prevalece son las ideas: la idea futbolística que guía a un equipo y para ello se pueden necesitar muchos sistemas a la vez, cuya cualidad ha de ser la flexibilidad y no es 4-42, o ese 5-3-2, o ese 3 5-2, etc.
Y cuando Cartaginés se alejó del síndrome del exceso de precauciones, vio la diferencia y, sobre todo, dejó atrás sus temores históricos, evidenciados contra Saprissa en la jornada anterior.
Ese salto mental y cualitativo le permitió a los blanquiazules amanecer hoy en la segunda posición a falta de tres fechas para el cierre de la fase clasificatoria, lo que indica que Wanchope aprendió la lección de que el miedo y el ser timorato solo conducen a la mediocridad y al fracaso, porque la luz está en la acera de enfrente: en la osadía y la convicción.
