Editorial
(26 de agosto, 2012). Desde antes de que el actual gobierno municipal de Acosta asumiera labores, EL JORNAL dedicó muchas de sus informaciones a resaltar la necesidad de un ordenamiento en San Ignacio.
La situación, no obstante, no ha cambiado en absoluto con el nuevo concejo municipal y ya es hora, entonces, de pedirle respuestas a ese órgano así como al señor alcalde Luis Durán Gamboa.
No desconocemos que hay asuntos de gran relevancia en juego y que en una municipalidad pequeña los recursos humanos y económicos son escasos, pero el tema del desorden vehicular tanto en cuanto a parqueos, como a lo mal trazadas que están las vías en el centro, es un asunto urgente y que no puede postergarse más.
Los comerciantes del centro de San Ignacio resumen el sentimiento general de los acosteños: todos salimos perjudicados.
Y es cierto, nadie sensato se va a exponer a un parte de ¢120.000 por hacer una compra de un kilogramo de carne, por ejemplo.
Y esto nos lleva a otro tema y es que la solución no está en un oficial de tránsito para que imparta prepotencia a diestra y siniestra, no, así no es la cosa.
Lo primero es responder con una solución integral, lo que conlleva el que se haga un plan concreto y práctico.
Lo segundo es aprovechar a ese tráfico para que al tiempo que hace respetar la ley, se convierta en un gestor de la urgente cultura que empieza por parquearse bien, donde no se ponga en peligro la vida de nadie ni se obstaculicen vías total o parcialmente.
Cuando un oficial de tránsito venga con esa disposición se volverá indispensable, de lo contrario nada solventará, porque el temor no prevalece por encima de la educación y la cultura en un tema concreto.
Para lograr un avance en este delicado asunto, y evitar que continúe el caos, es preciso el compromiso del municipio, de la iglesia, de las asociaciones de desarrollo, del comercio, e incluso de la escuela central y de los ciudadanos a quienes preocupa que, mientras el Curiosity explora Marte, los acosteños aquí en la tierra, sean incapaces de resolver un problema tan puntual como es ordenar su centro y favorecer así el comercio y la seguridad de quienes a diario transitan en San Ignacio.