(MARTES 12 DE OCTUBRE, 2021-EL JORNAL). Cuando la Federación Costarricense de Fútbol difundió la idea de que entre las razones que pesaron para la contración de Luis Fernado Suárez estuvieron aquellas que indicaban que conocía el medio futbolístico nacional, el país casi al unísono aceptó ese precepto.
Ya en su primera conferencia de prensa, el técnico colombiano se congració con el país, al afirmar que había elegido venir por su buen sistema educativo. Además de no tener idea del Informe del Estado de la Educación, que indica lo contrario a lo que dio a entender el entrenador, ese guiño no bastaba para demostrar que sabía a ciencia cierta a dónde había llegado.
Y lo cierto del caso es que Suárez se maneja en la Selección a prueba y error en plena eliminatoria, cuando esto debió ser una fase previa. Por eso, el llamado a última hora de Álvaro Saborío y Christian Bolaños.
Como no conocía el medio, ha escogido mal. Y al haber escogido mal, echa mano de los veteranos como recurso urgente y salvador.
La Selección hoy es un campo de experimentación. Primero fue el descubrimiento de Jewisson Benette, que iba para crack y que se esfumó en tan solo dos meses. Y el descubridor, como hiciera Cristóbal Colón con América, era Luis Fernando Suárez, para asombro de los entrenadores nacionales y extranjeros que trabajan en Costa Rica.
Suárez tiene el mérito de haber sobrevivido a octubre, incluso con el partido pendiente ante Estados Unidos mañana, y este no es un dato menor.
No obstante, la gran pregunta es si con estas improvisaciones, con estos ajustes sin mayor razón que la urgencia, a esta Selección le alcanzará para llegar al menos al repechaje rumbo al Mundial de Catar 2022.
Costa Rica hoy es el fruto de una planificación desastrosa. Los hechos están ahí y no es necesario enumerarlos. Por tal motivo, el técnico Suárez ha tenido que realizar un aterrizaje forzoso, mientras en el camino intuía que los veteranos podrían sacarlo del laberinto en que se metió.
