(SAN JOSÉ, COSTA RICA, VIERNES 20 DE JUNIO, 2014-EL JORNAL). El Plan Maestro del Acueducto de Aserrí, que costó ¢51,4 millones y cuyo préstamo todavía paga el municipio, advirtió desde el año 2009 sobre la crisis del agua que se avecinaba si no se ponían en práctica una serie de medidas para suplir el déficit del líquido, que ya para entonces era de 17 litros por segundo.
No obstante, en 2010, el concejo municipal votó en contra del plan, realizado por Consultores Centroamericanos en Ingeniería S.A. (Concesa), y las medidas que el estudio proponía. El Plan hacía una proyección entre 2015 y 2030 y la mitad de su costo fue financiado con fondos de preinversión del Instituto de Fomento y Asesoría Municipal (IFAM).
A raíz de la falta de políticas consistentes en procura de atacar el déficit de agua que presenta el acueducto, los pobladores de los distrito central y de Salitrillos sufren hoy día las consecuencias de un racionamiento de hasta 16 horas diarias.
La principal alternativa, de las tres opciones posibles para solucionar el problema del agua, consistía en dividir el acueducto en zona alta y zona baja (Aserrí centro para abajo) y comprarle el agua al Instituto de Acueductos y Alcantarillados (AyA).
Si la primera etapa del plan hubiese sido puesto en práctica, ya para el próximo enero el acueducto estaba en condiciones de que se hiciera la conexión con el agua de Puente Mulas que abastece al Acueducto Metropolitano.
La toma de esa agua se haría a la altura de la antigua fábrica Jockey, por donde pasa un tubo del AyA.
La primera fase del Plan Maestro requería de una inversión, entre mejoras al acueducto y la conexión con el AyA de ¢528 millones, y contemplaba la rehabilitación de la planta de tratamiento; reparación de tanques de almacenamiento, mejoras en la red de zona alta, instalación de válvulas reductoras de presión, macromedición, mejoras en la red de zona baja, interconexión con AyA y la construcción de un tanque en la zona baja por un monto de ¢140 millones.
El Plan Maestro no deja lugar a dudas sobre la necesidad de que la situación del acueducto se atendiera con la prontitud y la seriedad que la realidad demandaba y a la vez rompía con la idea de que buscando fuentes de agua en la zona alta (Tarbaca), se encontraría el remedio.
“La zona de producción de agua en el área de estudio permite determinar con un alto grado de certeza de que no se puede incrementar el volumen de captación en las tomas existentes y de igual manera no se cuenta con investigaciones hidrogeológicas que permitan un adecuado análisis hidrogeológico de la zona, por lo que hay una dependencia total de las aguas superficiales.
La Municipalidad de Aserrí no posee pozos para abastecimiento de agua, ni la experiencia en perforación, extracción y distribución de agua a partir de los mismos”.
Quedaba claro en este párrafo, de un documento cuyo informe final consta de 374 páginas que ya para ese año, finales de 2009, estaba claro que con agua del cantón Aserrí no iba a encontrar ninguna solución a la escasez de agua.
De igual manera, de las citadas recomendaciones, muy pocas se pusieron en práctica, como las de las válvulas, pero las más trascendentes todavía están en el papel.
EL MITO DEL AGUA
El Plan Maestro ponía en perspectiva las verdaderas opciones de captar agua para Aserrí y en sus alternativas explicaba con detalle el costo de cada una de ellas.
De esta manera, la captación del agua del Río Tarbaca era una posibilidad pero a un costo altísimo, por la complejidad que conlleva transformar esa agua en un recurso disponible.
Para captar el agua del Río Tarbaca se necesitaban seis estaciones de bombeo en serie, un tendido eléctrico de 5.8 kilómetros y un trazado de impulsión y conducción del agua de 11,5 kilómetros.
De acuerdo con el estudio, esta opción terminaba por resultar muy cara y compleja, por la alta vulnerabilidad a que se exponían los equipos a instalar.
La otra opción para aumentar el caudal de agua era mediante la exploración de pozos, para lo cual el municipio requería de la compra de terrenos, sobre todo en la zona baja, porque la topografía de Aserrí así lo determinaba.
El Plan Maestro concluye que el municipio carece de la experiencia en la operación y mantenimiento de pozos y que además existía una alta incertidumbre de si esos pozos contaban con la capacidad suficiente para abastecer el déficit.
Como tercera alternativa estaba la conexión con AyA y entre las fortalezas que apuntaba el Plan estaban la disponibilidad del agua, una mínima inversión en obras de producción y conducción y la facilidad de impulsar el líquido por vía pública.
“Al comprar cualitativamente las tres alternativas a la luz de criterios de terrenos y servidumbres a adquirir, aspectos legales, vulnerabilidad, operación y mantenimiento, magnitud del costo de elementos no comunes y aspectos ambientales, es claro que la alternativa de compra de agua en bloque al AyA es la más viable y por lo tanto en el horizonte 2015-2030 se visualiza como la que se debe considerar para el suministro de agua a los pobladores de los distritos de Aserrí y Salitrillos”.
El 8 de agosto de 2011, Carlos Ulloa, entonces ingeniero de la municipalidad, puso sobre el escritorio del alcalde Víctor Morales una solicitud para que se realizara el crédito al Instituto de Fomento y Asesoría Municipal y se pudiera impulsar esa primera etapa de mejoras del acueducto y conexión con AyA, pero la solicitud duerme aún el sueño de los justos.
Quien haya leído, aunque fuese el resumen ejecutivo del Plan Maestro hubiese llegado a la simple conclusión de que el municipio necesitaba implementar una estrategia que necesariamente pasaba por comprarle agua al AyA o, incluso, estudiar la posibilidad de ceder la administración a dicho instituto, no obstante, no se hizo ni una cosa ni la otra y hoy los pobladores pagan las consecuencias.
¿Por qué no se hizo nada y se desatendieron las conclusiones y recomendaciones del Plan Maestro?