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Arde el arbitraje costarricense

Lic. Rafael Ugalde. *

(JUEVES 21 DE DICIEMBRE-EL JORNAL). Los serios problemas  en el arbitraje costarricense enumerados por jugadores, dirigentes y periodistas del futbol nacional, pasan primero por un tapiz ético-moral, más allá de las deficiencias técnicas señaladas a este importante personaje dentro del rectángulo de juego.

Mal suponían quienes pensaban que el árbitro en nuestro país quedaba al margen de las “presiones” de algunos dirigentes de los llamados equipos grandes, exactamente igual, que suele ocurrir en la política, cuando se trata de nombrar contralor de la república, magistrado o defensoría de los habitantes, etc.

Después del primer partido por la final del campeonato nacional entre Herediano y Saprissa (1×2), el presidente de la divisa rojiamarilla, Jafet Soto, se desparramó con datos en una libreta sobre, según él, desequilibrado arbitraje del “central”.

Dijo en su momento durante la tradicional conferencia de prensa para entrenadores que había dirigentes de clubes que llamaban a la Comisión de Arbitraje para quejarse por la designación de éste o aquel réferi. Hay que terminar con estas llamadas, dijo.

No sabíamos, porque Soto no lo dijo  que, existía un “acuerdo” entre el dirigente herediano y el presidente de Saprissa, Juan Carlos Rojas, para sacar a los árbitros de las críticas durante  las conferencias de prensa.

En declaraciones públicas atribuidas a Rojas, éste reconoció el acuerdo con Soto y se quejó porque el herediano no cumplió el acuerdo.

Ya dirigentes del Cartaginés habían puesto el grito al cielo porque consideraron que el arbitraje no era parejo, cuando se trataba de partidos ante cierto equipo. Igual queja tuvo el entrenador de Pérez Zeledón, Geiner Segura.  O el de Guanacasteca, Horacio Esquivel.

¿Por qué Juan Carlos Rojas, o cualquier otro presidente de club, tiene que salir en defensa del arbitraje de éste o aquel refiri, cuando sus funciones son otras? ¿Acaso el desempeño del árbitro dentro del terreno de juego no es lo suficientemente nítido para defenderse por sí mismo?

Subyace en todo esto la necesidad de una Comisión Nacional de Arbitraje independiente y autónoma. Que acaben de una vez por todas con esas misteriosas “llamadas” ante un importante partido, porque esta supuesta sumisión de los árbitros a los dirigentes de clubes, solo daño  y dudas dejan para el arbitraje y el balompié.

Hilando delgado, perfectamente, cualquier llamada de dirigentes de equipo a la Comisión a favor o en contra de uno de estos uniformados, además de un irrespeto manifiesto, estaríamos ante un presunto conflicto de intereses o tráfico de influencias.

Es hora de que los árbitros se den el lugar correspondiente. Que por una vez en la vida- aunque sea una vez -, digan basta ya de quienes piensan que, como designan la Comisión de Arbitraje quitan, ponen y piden gustos, sacrificando calidad por cantidad. Imparcialidad por amistad. Confunden al árbitro con uno de sus subalternos del club de sus amores.

No es de recibo ni justo que sigan viendo a los árbitros como empleados de segunda, sin las garantías sociales estipuladas en el Código de Trabajo, simulándose la relación de empleo por contratos de servicios profesionales.

La Sala Segunda de la Corte Suprema de Justicia en su resolución Nº 2019-000809 del 10 de mayo de 2019, tiene claro que “una triangulación” para hacer creer que es la Comisión de Arbitraje la contratante de los refieres, no desvirtúa para nada el principio de obediencia y la relación laboral.

Si bien, en el mundo occidental solo Inglaterra e Italia presentan rasgos de “profesionalización” de los árbitros, ello no obsta en absoluto para que en nuestro país este importante personaje cotice para el Seguro Social, exijan viáticos cuando así corresponda por ley y, sobre todo, se den el decoro merecido.

Es válido, a partir de esta jurisprudencia, por más baches que haya en la ley de creación del ICODER,  que el árbitro nacional se defienda solo, con su trabajo, no  necesita compadres.

 

*Con estudios en Geopolítica y petróleo por la U. del Zulia, periodista, abogado y notario por la U.C.R

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