Hoy día casi todos pueden tomar fotos y a cada rato, principalmente con los teléfonos celulares. Pero ello hace que a veces se pierda el gusto y el amor por esas fotos. Antes no era así. Tener una foto era todo un tesoro. En los pueblos nadie tenía cámara fotográfica, había que ir a San José a un estudio fotográfico. Cuando yo era niño estaba el hermoso Estudio Martínez allá por La Dolorosa. Luego aparecieron Foto Pacheco y Foto Suzanne, donde quedaban lindísimas las fotos de pasaporte.
En Acosta la famosa América Solís “Meca” con su cámara y moto Vespa, nos tomaba fotos en fiestas, matrimonios y actividades sociales. Pero hablemos de las fotos: iniciábamos con las de Bautizo, luego la de la Primera Comunión, que nuestros padres le ponían marco y las “guindaban” en la sala de la casa junto con la foto de matrimonio y otras familiares.
Creo que la foto más famosa fue la que nos tomaron en la escuela con un mapa detrás, ¿quién no tiene esa foto? Hagamos una cosa, envíeme la suya a este correo vmarinc@ccss.sa.cr y tal vez hagamos un grupito para publicarlas en El Jornal.
Víctor Marín
