(JUEVES 27 DE OCTUBRE, 2022-EL JORNAL). La Liga salió con vida del estadio Chelato Uclés –antiguo Tiburcio Carías—por obra y gracia del Espíritu Santo y por la gran noche de Leonel Moreira.
Alajuelense, que tiene mucho en juego, pudo recibir con una goleada escandalosa, a pesar de que Fabián Coito especuló con que estuvieron cerca de obtener un marcador mejor.
Los rojinegros salieron indemnes y con la posibilidad de ganar Concacaf, pero con un juego que no termina de convencer ni a propios ni a extraños. Falta que Coito y compañía den con esa tecla que convierte a los equipos en triunfadoes.
Olimpia, por su lado, hizo un gran encuentro, con lunares en defensa, que le permitieron a los manudos sacar petróleo de un campo muy difícil.
Es evidente que los manudos jugaron con fuego, porque si al 14’ Moreira no hubiese detenido ese penal, se le venía la noche. El arquero demostró, una vez más, que merece un cupo en la Selección que irá a Catar, pero esa incognita solo la despejará Luis Fernando Suárez.
Si la Liga regresó a Costa Rica con la posibilidad abierta en la final, fue porque su portero tuvo una noche extraordinaria, sobre todo en la primera parte, cuando los catrachos llevaron al límite a los rojinegros.
El mérito de la Liga anoche fue salir con vida, pero tendrá que mejorar mucho en el Morera Soto si quiere salvar la temporada y quedarse con el cetro de la Concacaf.
De lo sublime a lo ridículo hay una delgada línea roja y Alajuelense a veces olvida este detalle con demasiada facilidad.
