Víctor Marín
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(SAN JOSÉ, 15 DE NOVIEMBRE, 2013).Usted lo ha visto. ES ese señor mayor, en el que se nota ya ya el paso de los años, pero que no le afloja a la caminada, pues usted lo encontrará todos los días caminando por la carretera entre la Esperanza y San Ignacio de Acosta, o bien sentado en los poyos al frente del mercado.
Antes se hacía acompañar por sus inseparables amigos, los perros tipo callejero, fieles todo el tiempo, pero ya no se ven, posiblemente partieron al “cielo” los perros antes que su gran amigo.
Don Librado Vindas Salazar nació en la Chirraca de Acosta hace 87 años, pero muy joven se vino para La Ortiga, donde prácticamente desarrolló toda su vida. Sus padres fueron Patrocinio Vindas Padilla y Marcelina Salazar Quirós, quienes fallecieron hace 60 o 70 años, manifiesta don Librado, quien tuvo dos hermanos. Hoy vive en la Esperanza con su hijo adoptivo Maikol.
Este singular hombre trabajó siempre en el campo, dicen que era valiente y un excelente peón, cuando ya no puedo lidiar con este trabajo se dedicó a vender lotería y hoy día disfruta de una pensión del Régimen No Contributivo que administra la Caja Costarricense de Seguro Social.
Disfruta de esta etapa de su vida caminando, dice que hasta que Dios se lo permita, y observando, desde un poyo ubicado al costado norte de la Iglesia, a la gente de San Ignacio, en su ir y venir todos los días por las calles, soñando tal vez con el Acosta de antes y con su agricultura del alma, y quizá sin darse cuenta de que es un hijo y todo un personaje emblema del hermoso cantón de Acosta.