Pablo Salazar*
(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 03 DE MARZO, 2017-EL JORNAL). La selección juvenil de futbol de Costa Rica (‘sub 20’, que llaman) perdió contra la de Honduras. Y, según parece, esto pone a este equipo, al perdedor, en una situación dificilísima para clasificar al Mundial. Tienen, perentoriamente, que no perder el próximo partido. Hasta aquí todo normal y nada a lo que un aficionado costarricense no esté acostumbrado.
Lo que sí me pareció alarmante, —espantoso, si no tememos a las grandes expresiones— fue lo que dijo un jugador de ‘la Sele’ después del partido. Le preguntaron cómo estaba la cosa para “el próximo encuentro”. Y el muchacho respondió: «Tenemos que ganar a como sea… Jugando feo… Meter un gol con la mano, a como sea…».
¡Ay, cómo está mi país! Un muchachito, que no pasa de veinte años, modelo para otros jóvenes —bueno… se supone—. Dice que hay que ganar por ganar. Ganar haciendo “lo que sea”. Y “lo que sea” incluye la trampa. Trampa en la cancha («Meter un gol con la mano»).
Podemos agregar que “lo que sea” incluye sobornar a los árbitros; entrar en componendas con la Administración del torneo; intoxicar al rival o mandarle un mariachi a las tres de la mañana para que no duerma. También, pues ser, entrar al terreno de juego con alfileres para punzar espaldas, nalgas, manos (de esas que hay que usar para meter goles).
Pagarle a un infeliz para que le quiebre las piernas al mejor centro delantero rival… O mejor aún: quebrarle la rodilla, ‘plancheta’ mediante, en el juego mismo. Tirarse al suelo para perder el tiempo miserablemente… y estafar a los espectadores que pagaron por ver jugar. Ganar a cómo sea, sí.
¿Cuáles bondades les inculcan a esos jóvenes? ¿Será “el cuerpo técnico” el que los hace ver su actividad de esa forma? ¿Serán los medios de comunicación? (He visto portadas de diarios que titulan: “A ganar a como sea”).
Si proyectamos ese “ganar a cómo sea” a la sociedad, llegamos a que el comerciante evada responsabilidades y gane; a que el profesor no conozca su universo académico y gane; a que el administrador no administre y gane; a que el diputado haga alarde de estupidez —y maldad— y gane.
¿Nadie le dirá a ese jovencito que jugar gallarda, limpia, honrada e inteligentemente puede también deparar el triunfo? ¿Que si, jugando así, no se puede ganar? Entonces el otro equipo es mejor y merece esa victoria. Punto. O bien, si no puedo “ganar” sin malignidad, tengo que dedicarme a otra cosa en la que sí puedo vencer con decencia.
Vince Lombardi (un entrenador de futbol americano… Exitosísimo ganador el señor, aunque con todo y todo, ya se murió) dijo: «Ganar no es lo más importante, es lo único». Qué forma horrible y fracasada de ver la vida.
*El autor es abogado y escritor.