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Vía pública cerrada con portón y candado en Caragral de Acosta

 

ENTRE PARÉNTESIS

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Máster José Eduardo Mora, director de EL JORNAL

 

(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 12 DE ENERO, 2014-EL JORNAL). El domingo 5 de enero, cuando regresaba de un día de descanso me topé, casi a las 9 p.m. con la sorpresa de que el portón de la vía pública de Caragral se encontraba cerrado con un portón y asegurado con un buen candado.

En medio de la sorpresa atiné a llamar a la puerta de una casa que resultó ser habitada por Herbert o Albert Mora, que en las prisas no tuve tiempo de anotar el nombre, ni tampoco es relevante, como sí lo es el hecho de adueñarse de una vía pública.

Bien, después de tener que irrumpir en una propiedad ajena y exponerme a que su dueño me pegara un tiro por creer que era un ladrón, logré que el señor me abriera, no sin antes advertirle que denunciaría tal situación y que estaba en él, el que me abriera o no, que eso no iba a cambiar un ápice mi proceder.

El señor, que en general se portó bien, aunque hubo un amague de alzar la voz, cosa que impedí de inmediato, trató de explicarme que cerraban a partir de las 7 p.m. por seguridad.

Había dado por descontado que esta situación se había arreglado, puesto que a la familia Rodríguez en Tablazo la obligaron a quitar unos portones que habían puesto en vía pública. Ello data desde el año 2012. Si a la familia Rodríguez la obligaron a quitarlos, ¿por qué otros sí conservan ese privilegio, señores del concejo municipal y señor alcalde de Acosta?

No está demás decir, que debido a que me topé el portón cerrado, mientras fui y logré, unos 20 minutos después, que el señor me abriera, eso me ocasionó una serie de inconvenientes como que se descargara la batería del cuadraciclo y a esas horas tuviera que ver qué hacía, que ese era problema mío, no obstante, ocasionado por un abuso de un particular. Tuvo Pablo Badilla que oficiar de buen samaritano y auxiliarme, muy amablemente, a esas horas.

Y me pregunto: ¿si hubiera llevado un enfermo con un paro cardíaco, quedaba a merced de que el señor del candado me abriera o no me abriera?

La municipalidad de Acosta debe arrancar ese portón y establecer, de una vez por todas, que esa vía es pública, puesto que ahí está la cancha, la escuela, la iglesia, etc.

Y no me vengan a decir que cierran por seguridad, porque de ser así me voy a comprar un portón y un candado y cierro la calle que pasa por mi casa. Hoy mismo. E insto, de ser así, a cada ciudadano que se sienta amenazado a que ponga un portón con candado en su barrio, por seguridad, naturalmente.

Este incidente del portón me recuerda que debemos rescatar a Acosta, nuestra tierra, donde crecieron nuestros abuelos, y que por tanto nos pertenece. No es posible, señores, que por ahí anden, también, unos pocos gilipollas, y uso este término para hacer honor a mi admirado Arturo Pérez Reverte, amedrentando a nuestros ciudadanos solo porque los protege un uniforme.

Líderes de mi pueblo, no se pueden seguir escondiendo, porque eso es cobardía. El silencio es cobardía y de la de peor calaña. Y si se siguen escondiendo los voy a llamar cobardes con nombres y apellidos, para que no haya ninguna duda, en esta columna. Y lo voy a hacer por cobardes. No vaya a ser que solo salgan a buscar votos, dar sermones, o a hacer promesas, cuando les conviene. No, en estos tiempos, no se vale tanta cobardía, ni los portones cerrados en vía pública.

 

*El autor es director de EL JORNAL, Máster en Literatura y miembro activo del Colegio de Periodistas de Costa Rica.

 

portón y cadena
La imagen, por ser de noche, presenta alguna dificultad, pero muestra el portón y la cadena en vía pública.

 

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