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Venezolanos en cita crucial

Rafael A. Ugalde Quiròs*

rafaelangelu@yahoo.com

Una polarizada Venezuela pareciera destinada, como pensó  en algún momento  el prócer Simón Bolívar, a decidir  el futuro de la mayoría de las naciones suramericanas, cerrados ya los colegios electorales el 7 de octubre  y declarado triunfador el actual mandatario socialista  Hugo Chávez,  o  el abogado Enrique Capriles, por un período de seis años.

Un total de 19 millones de sufragantes  tienen en sus  manos  la apuesta  por la llamada  “democracia  representativa”, monopolizada principalmente por socialdemócratas y socialcristianos,  o  el camino  de la “Revolución Bolivariana” de la “democracia participativa” de Chávez. En cualquiera de los casos con incidencia directa en la política boliviana,  argentina o el ecuatoriana, entre otros.

 Para la analista Consuelo Ahumada, quien compareció la noche del 30 de septiembre al programa  “Entérese” del “trust” colombiano  “Caracol”,  todo indica  que las elecciones en Venezuela marcarán  un derrotero de suma importancia para el sur del continente.

Ahumada se refirió a los proyectos democráticos y socioeconómicos en  países  al sur del Río Bravo como Argentina, Brasil, Ecuador, Bolivia y Venezuela. Estos países en actualidad pujan por más inversión pública en educción, salud, agua potable, electricidad, caminos, etc;  contrario a lo que hacen gobiernos como el costarricense, mexicano, chileno y colombiano, que defienden el traslado de fondos públicos a los grandes empresarios mediante “concesiones”, transferencias bancarias o simples “amnistías” fiscales.

La Revolución Bolivariana encabezada por Chávez apostó por la primera opción en una sociedad como la venezolana de larga data de opulencia para unos pocos. Las encuestas al cerrarse oficialmente la campaña electoral favorecían  al  jefe de Estado venezolano, aunque la cadena norteamericana de noticias CNN en español informó el domingo anterior que las elecciones registraban un “empate técnico”.

ECONOMÍA EN FRÍO

Un reciente análisis  del experto  Andrés Asiain ,  de la  Cátedra Nacional de Economía Arturo Jauretche,  da cuenta de que las elecciones venezolanas son una especie de examen de las transformaciones sociales a contracorriente en  un mundo signado por el avance “del capitalismo financiero sobre los derechos sociales y económicos de las mayorías”. Entre expropiaciones, presupuestos participativos, emprendimientos cooperativos, grandes obras de infraestructura y transporte y acuerdos internacionales que fomentan la unidad latinoamericana y desafían al imperialismo de las potencias, afirma el experto, la sociedad venezolana se ha transformado profundamente.

Estos cambios en sociedades latinoamericanas de marcado autoritarismo,  aunque se hagan llamar “democráticas” a solo pocos años de la independencia de España, son los que tienen a una Venezuela polarizada. Dueños de latifundios, consorcios industriales, concesionarios de los recursos naturales y estatales, “propietarios” de partidos políticos, entre otros, no conciben  hoy que bienes históricamente puestos a su disposición sean convertidos en escuelas públicas, colegios, casas, medicina, creación de empleo, centros  de música para niños pobres,  etc.

Esta oposición contra  una nueva concepción de sociedad  produjo en el 2002-2003   un paro  petrolero que golpeó seriamente el gobierno de Chávez y obligó la recuperación de la compañía petrolera estatal  Pdvsa. De lo contrario,  la contracción del producto interno  hubiera llegado  a porcentajes sin precedentes,  con las consecuencias imprevisibles para la mayoría de los venezolanos. Esto por cuanto un alto porcentaje de la economía venezolana ha descansado en la industria petrolífera.

Hoy   distintos sectores  señalan  que la recuperación  petrolera va por buen camino y basan su optimismo en un crecimiento promedio de la tasa del Producto Interno  del 15% anual entre 2004 y 2007. El investigador Andrés Asiain ilustra esta situación diciendo  que el consumo público y privado crece un 91 por ciento durante la era Chávez, pasando a representar el 88 por ciento del producto interno en 2011 (22 puntos porcentuales más que en 1999, medidos a precios constantes de 1997). La inversión en capital fijo creció un 80 por ciento en el mismo período, alcanzando a representar casi el 30 por ciento del producto interno (si se suma la acumulación de existencias, Venezuela invierte casi el 40 por ciento de sus ingresos internos). Un elemento a destacar es que el crecimiento del 47 por ciento de la actividad económica entre 1999 y 2011 se debe exclusivamente a las actividades no petroleras (la actividad del sector petróleo decreció un 13 por ciento en ese período, medida a precios constantes). Más de un tercio del crecimiento lo explican las manufacturas, la construcción y las comunicaciones.

 

Enrique Capriles es un  abogado de 40 años, graduado de la Universidad Andrés Bello, y es un viejo “zorro”  de la política venezolana, a pesar de su juventud. Perteneció en  sus años mozos a los socialcristianos del Partido COPEI;  en el 2002 en ocasión del Golpe de Estado contra Chávez, no dudó en salir a las calles para aplaudir “el genio” de los golpistas y hasta liberó “energía patriótica” contra la embajada de Cuba en Caracas. Estaba feliz porque los comunistas de Fidel Castro tendrían que abandonar  Venezuela en pocas horas. Sus antepasados son de raíces cubanas y tras el triunfo de la Revolución Cubana, los Capriles huyeron hacia  Venezuela y allí formaron  un imperio periodístico.

La alegría a Capriles le  duró poco. Los “descamisados”  de Chávez sentaron de nuevo a su gobernante en el palacio presidencial  y  de esta manera los que algunos llamaron “el populacho” zurcieron  una fétida herida a la democracia venezolana. Fue cuando  Capriles  soñó con  ser presidente  y entonces dijo: ¡Vamos hacia allá¡ Su campaña electoral giró sobre  un discurso conciliador  con tintes populista, aunque el olor a colonia Carolina Herrera llega a la distancia. Prometió además un gobierno “para todos” en caso que su partido “Primero Justicia” alcance la victoria electoral.

Sin embargo,  recientes sondeos de  opinión pública no favorecen a Capriles, a quien dan un 30,2% contra un 56,9% del Chávez. Para Consultores Venezolanos de Opinión Pública (CVOP) Capriles Radonski no ganaría las elecciones presidenciales ni sumando a todos los indecisos. Estos y quienes  responden en las encuestas  no sabe/no contesta, representan el 12,9 %.

Dejemos a un lado las encuestas. La política es la ciencia de lo imposible. Un triunfo de Capriles  significa bregar  con unas fuerzas armadas instruidas dentro de un acervo revolucionario, una organización popular muy consolidada  y una estructura del ALBA, UNASUR y CELAC cada vez más distanciada  de Washington. Chávez, por su parte, cualquiera que sea la votación obtenida por su rival, deberá bregar durante los próximos  seis años con una oposición virulenta en busca   del poder y el pasado. Necesitará  entonces de una vieja receta: ingenio  y  grandes alamedas donde acomodar al pueblo.

Hugo Chávez, aunque con ciertas dificultades, se perfila como el ganador este domingo 7 de octubre.

Periodista, abogado y notario UCR

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