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Una vergüenza para el Madrid

ENTRE PARÉNTESIS

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(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 13 DE JULIO, 2015-EL JORNAL). Iker frente a los periodistas: solo contra el mundo. Iker con un discurso entre las manos que le escribieron a vuela pluma. Iker inseguro para leer un documento que sería una eternidad. Iker que se despide como si hubiese sido el más olvidado de los porteros de un barrio al que únicamente llegan los reporteros cuando sucede una tragedia.

El fin del más glorioso portero del Real Madrid parece una obra cómica mal escrita y de mal gusto. Una crónica negra escrita por un aprendiz. Detrás de esa salida oscura está el gran Florentino.

A Iker le sobran títulos y atributos, pero Florentino ha desconocido todo eso, como si de esa manera le diera la razón a José Mourinho. La versión de El Topo, como lo calificó el técnico luso en su guerra interna en el Real Madrid, triunfó finalmente en el Bernabéu.

La salida de Iker llama a la reflexión. A sus 34 años es un ídolo caído. Juan Cayasso, el primer futbolista de Costa Rica en anotar en Mundial mayor, me dijo hace muchos años: “el fútbol no tiene memoria”. En la actualidad es el madridismo, el ala de Florentino, por supuesto, la que no tiene memoria.

Iker, por lo tanto, se ha ido como si fuera un desconocido y un fracasado. Jugó sus cartas y ganó Florentino. Julen Lopetegui, que fue portero, y que se ha estudiado al dedillo las teorías de Billy James sobre el beisbol, sabe que al capitán del Real Madrid le queda mucha vida y quiere aprovecharla en el Porto. “Iker gana partidos”. Ha dicho. Lopetegui sí sabe de fútbol y este le recompensará esa sabiduría.

Salida de escándalo. Inverosímil si se olvida que el vértigo del momento desconoce los logros de un futbolista ejemplar durante 16 años. Solo un “fenómeno” puede aguantar 16 temporadas al más alto nivel en el Real Madrid, ha dicho el destacado periodista Santiago Segurola, y lleva razón en ello.

La gloria, no obstante, terminará por imponerse ante lo efímero y el olvido a lo Florentino, y la gloria, por ende, un día se vestirá de azul para honrar en todo su esplendor al capitán madridista, porque se lo merece, porque se lo ha ganado.

Y la segunda despedida con Florentino presente: una farsa que no merece más que esta línea.

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