(MARTES 30 DE JULIO, 2024- EL JORNAL). Jafet Soto acusa a Juan Carlos Rojas de que no asiste a las sesiones del Comité Ejecutivo de la Federación Costarricense de Fútbol.
El dato revela que ese Comité es una olla de grillos. Que hay bandos. Que unos van por este camino y los otros en sentido opuesto. Le queda una enorme tarea al presidente Osael Maroto de enderezar los rumbos que todos remen para el mismo lado.
No es una tarea fácil, desde luego, pero lo eligieron para eso y ahora tendrá que demostrar sus artes como negociador.
Una Federación, más allá de los intereses particulares de cada dirigente, tiene que tener un objetivo común. Sin ese norte, seguiremos por los mismos senderos tortuosos del pasado. Cada quien a lo suyo y que lo colectivo no importe, o importe muy poco.
La división en el seno de ese Comité Ejecutivo no es nueva. En los primeros meses, Leonardo Vargas había amenazado con renunciar porque se sentía como pintado en la pared.
Ahora es Soto el que sale a mostrar su disgusto. Son las parcelas. Las negociaciones para alcanzar los votos han hecho que el presidente Maroto haya llegado condicionado. Eso sucede en cualquier ámbito en el que la política esté de por medio y se entiende, por lo que le queda al presidente es ejercer su liderazgo.
Ya se habrá dado cuenta el señor Maroto, que las artes de dirigir en el fútbol costarricense son complejas y que se requieren muchas herramientas de negociación para evitar que dicho ente siga anclado en el pasado.
De cómo controle esa olla de grillos, dependerá mucho el que las modificaciones urgentes y profundas que requiere nuestro balompié se realicen, y evitar así que él sea uno más en la larga lista de presidentes que al final han tenido que tirar la toalla ante el predominio de los intereses de los clubes por sobre los del fútbol nacional.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL
