(MIÉRCOLES 31 DE JULIO, 2024- EL JORNAL). Herediano sufrió para ganar 1 -0 al Tauro de Panamá, mientras el Diriangén derrotó en casa al Motagua de Honduras, dos marcadores que revelan que ya no hay rival pequeño y que tanto Costa Rica como los catrachos ya no son lo que eran.
Si bien Costa Rica y Honduras todavía pueden mantener cierta hegemonía en el área, tendrán que hacerlo con una cuota mayor de esfuerzo y ya los partidos contra adversarios pequeños como los nicaragüenses o los panameños les exigirán un mayor rigor.
El fútbol cambia y para bien. Hoy ni Nicaragua ni Panamá son las cenicientas del balompié centroamericano. Esa tea parece recogerla El Salvador, que es evidente que ha descuidado sus ligas menores, porque sus seleccionados en la última década han sido muy pobres y limitadas.
El fútbol evoluciona tan rápido como la sociedad, por ende, aquellas imágenes de que Costa Rica o sus equipos se podían pasar por algunos países y sacar resultados fáciles, son cosa del pasado.
Por eso, es imprescindible definir un rumbo claro para las divisiones inferiores. Ahí está el oro del país. A la par, hay que dotar de una infraestructura idónea a estas categorías, porque ahí se forjarán los futuros grandes jugadores.
Costa Rica puede ser semillero para el mundo de buenos jugadores, pero se debe priorizar la inversión en este campo, algo que al día de hoy suena a utopía.
Lo visto en el comienzo de la Copa Centroamericana es que las distancias se acortan cada vez más y para recobrar la ventaja es imprescindible mirar hacia las categorías inferiores para retomar el vuelo en el mediano plazo.
De no hacerlo, en una década Centroamérica será un territorio inexpugnable para nuestros equipos, aunque suene exagerado.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL