(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 14 DE NOVIEMBRE 2018-EL JORNAL). Ahora que la justicia estadounidense ha dictado sentencia sobre el caso del expresidente de la Federación Costarricense de Fútbol (Fedefut) Eduardo Li, surge un enigma infranqueable: cómo hizo el jerarca del citado organismo para mover cielo y tierra para hacer negociaciones indebidas y actuar solo, como si fuera un llanero solitario mientras delinquía.
No hay, si se miran los casos icónicos de la mafia internacional, en especial la siciliana y la neoyorkina, en que sus capos hayan actuado solos, como si fueran una isla. Y sería, incluso, el único caso en el FIFA Gate.
Por eso el caso Li podría pasar a la historia como uno de los más excéntricos, extraordinarios e impensables, dada la capacidad de su autor para no dejar rastro que comprometa a nadie más.
Li, como se ha de recordar, también fue denunciado por la Fedefut ante el Ministerio Público por una presunta administración fraudulenta, según dicho ente, por lo que ahora habrá que esperar a ver si Li, de nuevo, actuó como un llanero solitario.
Suena difícil de creer, pero esa es, al menos, la realidad que prevalece en tribunales y organismos encargados de resolver estos puntillos asuntos, y por ahora es lo que hay.