(JUEVES 09 DE FEBRERO 2023-EL JORNAL). Transcurridas seis fechas y tras más de dos meses de preparación previa, lo que suma al menos 120 días, el Cartaginés no sabe a qué jugar. De modo que la gran pregunta que debe hacerse el técnico Paulo César Wanchope es: ¿A qué juega mi equipo? Porque una situación es a lo que aspire al entrenador y otra es lo que se plasma en el terreno de juego.
Para no ir muy lejos, ayer en Puntarenas, Cartaginés no jugó a nada. A ratos a filtrar balones para Marco Ureña, pero esa es una variante entre muchas posibles.
Al fútbol le hace bien gente como Wanchope en los banquillos, porque tiene mundo, sabe de altos estándares para mejorar de cara a las competiciones internacionales, pero antes hay que bajar al barro o a la piedra y abrir brecha.
Hay dos grandes formas de jugar al balompié, como dice Ángel Kappa en La intimidad del fútbol: jugar bien o jugar mal. No hay pasillos intermedios. Y hoy el Cartaginés juega mal.
Ya desde el primer partido del torneo, ante Pérez Zeledón, en el Fello Meza, se advirtió de que el equipo mostraba fallos, como bien dijo anoche Wanchope, infantiles.
Y eso es trabajo del cuerpo técnico, que si no tiene los jugadore idóneos en los respectivos puestos, tiene que ‘improvisar’, ‘recrear’, encontrar soluciones, y es justamente lo que le está faltando a Wanchope y sus asistentes.
¿Cómo es que tres entrenadores no se han dado cuenta de que Michael Barrantes no puede ser ya el creativo y guía del equipo? Y si lo quieren poner en esa función tienen que crearle un ecosistema que lo respalde y que hoy no tiene.
Los brumosos han cosechado un punto de nueve, y eso puede pasar porque el rival es muy superior e hizo gala de una magnífica estrategia, o puede suceder porque el conjunto blanquiazul es un barco a la deriva. Ni en la propuesta inicial, ni sobre la marcha, encuentra soluciones..
El equipo requiere, como se ha observado, una reingeniería en cuanto a las posiciones de los jugadores, porque hoy Cartaginés tiene muchísimas preguntas abiertas y pocas o nulas respuestas.
Wanchope tiene que agitar la coctelera, porque necesitamos que el fútbol nacional, de una vez por todas, se gane en su persona, a un gran técnico, al que esperamos ya desde hace varios años, y tanto él, como nuestro balompié, se merecen esta oportunidad.