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Un balón de oro devaluado

(MARTES 31 DE OCTUBRE-EL JORNAL). Cada vez el balón de oro es un premio más político que futbolístico.

¿Merecía realmente Lionel Messi el balón de oro 2023? ¿Lo merecía, también, en 2010? ¿Se acuerda de la actuación descomunal de los españoles Andrés Iniesta, Xavi Hernández e Iker Casillas?

Muchas luces, mucha gala, mucha parafernalia, pero la realidad quizá no coincide con la escogencia de Messi, al que quieren ubicar en una galaxia a la que no pertecene, por lo menos en los dos casos citados. Dejo de lado el 2021 en el que Robert Lewandowski fue el que mejor rendimiento ofreció.

De esta forma, la política, los compadrazgos, los padrinazgos y las alfombras se imponen a lo que pasa en la cancha, en la que verdaderamente creo que Messi no fue el mejor del 2022, pese al Mundial de Qatar, del que algún día nos contarán algunas historias muy interesantes y reveladoras, más de lo que hoy podamos imaginar.

Por eso es que el balón de oro, que otorga la revista France Football, encuentra tantos cuestionamientos en la actualidad, porque hoy tienen más peso los elementos extrafutbolísticos.

Se inflan los egos. Y entonces nos topamos con realidades abrumadoras: Messi con ocho balones de oro. Ya no lo comparemos, por favor, con Maradona, porque Maradona es muy pequeño a su lado. Ya el Diego no le haría ni la sombra, por más que el actual capitán de Argentina lo haya nombrado en la gala.

Con ocho balones de oro, Messi no tiene comparación: es único e irrepetible. El mejor jugador de todos los tiempos, dice France Football. (Que los dioses del fútbol los perdonen, porque no saben lo que hacen).

Darle más brillo a una carrera cuando hoy Messi juega en el Inter Miami, es atropellar a la lógica y a la inteligencia. Creo que tanto Erling Haaland como Kylian Mbappé lo merecían más.

Pero esto, señores, no va de fútbol. Va de política.

 

Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL

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