(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 21 DE ENERO, 2016-EL JORNAL). La conclusión del juez Robert Owen, de que en la muerte de Alexander Litvinenko, estuvo implicado el actual presidente de Rusia, desata un vendaval entre Moscú y Londres, y cierra con broche de oro un asesinato más propio de la ficción que de la realidad.
El exagente del servicio secreto ruso, conocido como Sasha, fue asesinado mediante un té que contenía polonio 2010, lo cual le causó la muerte en noviembre de 2006.
Enemigo político de Vladimir Putin y cercano al multimillonario Boris Berezovski, Litvinenko murió 21 días después de que le “echaran” el polonio en el té, tras un encuentro con dos agentes del servicio secreto ruso.
Ahora que el juez ha dicho que la muerte tuvo que ver con las órdenes que pudo haber dado Putin el círculo se cierra y se asoma un temporal en las relaciones entre Rusia e Inglaterra.
El libro Muerte de un disidente, recoge de forma extraordinaria, la historia del caso para quienes deseen leer una novela totalmente fundada en hechos reales.
